Artículo de Revisión
Efectos del alcohol en la aparición de cirrosis
hepática
Effects of alcohol in the occurrence of liver cirrhosis
Dr. Diana
Carolina Solís Alcívar1 https://orcid.org/0000-0001-5478-4750
Esp. Alejandro
Jesús Bermúdez Garcell 2* https://orcid.org/0000-0001-6932-6410
Esp. Nilvia
Bienvenida Serrano Gámez2 https://orcid.org/0000-0003-3728-7052
Esp. Rolando
Teruel Ginés2 https://orcid.org/0000-0002-6327-2754
Esp. Andrea
Geraldine Castro Maquilón3 https://orcid.org/0000-0002-2442-6255
1Coordinación Provincial de Prestaciones de Seguro
de Salud de Guayas. Guayas, Ecuador.
2Escuela Superior Politécnica de Chimborazo.
Riobamba, Ecuador.
3Centro Clínico Quirúrgico Ambulatorio. Hospital del
Día Norte Tarqui. Guayas, Ecuador.
*Autor para la correspondencia. Correo
electrónico: alejoberm5902@gmail.com
RESUMEN
La cirrosis
hepática alcohólica es un problema de salud mundial por sus elevadas tasas de
morbilidad y mortalidad. Se consultaron las bases de datos de PMC (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc), SciELO (https://search.scielo.org) y Clinical
Key (https://www.clinicalkey.es) con los descriptores cirrosis hepática alcohólica en inglés y español. En este trabajo
se describe la etiología de la cirrosis hepática, los factores de riesgo, el
metabolismo del etanol con las enzimas implicadas y la fisiopatología de daño
alcohólico.
Palabras clave: cirrosis hepática
alcohólica, etanol, hígado, metabolismo, enzimas.
ABSTRACT
Alcoholic liver cirrhosis is a
global health problem due to its high morbidity and mortality rates.
For this purpose, databases of
PMC (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc),
SciELO (https://search.scielo.org) and Clinical Key (https://www.clinicalkey.es), were
consulted with the descriptors alcoholic
liver cirrhosis in English and Spanish. This article describes the etiology
of liver cirrhosis, risk factors, ethanol metabolism with the enzymes involved,
and the physiopathology of alcoholic damage.
Keywords: alcoholic
liver cirrhosis, ethanol, liver, metabolism, enzymes.
Recibido: 13/02/2020.
Aprobado: 02/04/2020.
Introducción
El
alcoholismo es uno de los principales problemas de salud pública, porque causa
cada año 3
millones de muertes en el mundo, lo que representa el 5,3% de todas las
defunciones y el factor causal de más de 200 enfermedades.(1,2)En 2016,
la mortalidad atribuible al alcohol en el mundo fue 38,8 por 100 000 personas, principalmente en Europa,
con el 10,1%. (3)
El consumo excesivo de
alcohol constituye también un problema de salud pública en Ecuador y una de las
principales causas de muerte en el país. Las muertes relacionadas con los
efectos del abuso del alcohol representaron el 3,11% del total de muertes y el
1,03% del total de consumidores muestran un patrón de consumo que los clasifica
como consumidores excesivos de alcohol. (4)
Uno de los mayores efectos del consumo
prolongado de alcohol es la cirrosis hepática (CH), enfermedad crónica difusa,
progresiva e irreversible del hígado, caracterizada por la presencia de
fibrosis y formación de nódulos de regeneración, que conducen a una alteración
de la arquitectura vascular y de la función del órgano. (5)
Se desconoce la prevalencia de CH en el
mundo; sin embargo, en Estados Unidos se estima en 0,15% y 0,27%. (6) En
Ecuador, la cirrosis y otras enfermedades del hígado constituyen la séptima
causa de muerte, con una tasa de mortalidad de 14,1 por cada 100 000
habitantes. (6,7)Un estudio hospitalario ecuatoriano encontró que la
principal etiología de CH fue la
alcohólica, en el 33%. (7)
Dentro de los factores de riesgo de CH se
encuentran el consumo crónico de alcohol en grandes cantidades, el sexo, etnia,
variantes genéticas, obesidad y enfermedades. (2)
Se decidió realizar esta revisión
bibliográfica, con el objetivo de analizar los efectos del alcohol en la
génesis de CH, debido a las altas cifras de consumo de alcohol en los
ecuatorianos en relación con América Latina y la alta mortalidad por CH alcohólica.
Desarrollo
Metodología
En US
National Library of Medicine/National Institutes of Health en PMC (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc)
se encontraron 15 545 artículos científicos de los últimos 5 años con el
descriptor alcoholic liver cirrhosis.
En Scientific Electronic Library Online
/SciELO (https://search.scielo.org),
con el descriptor cirrosis alcohólica,
se encontraron 72 artículos científicos.
En Clinical Key (https://www.clinicalkey.es),
con el descriptor cirrosis alcohólica, 6 348 resultados. Cuando se filtró para
revistas publicadas en los últimos 5 años, quedaron 1 932 resultados.
Se valoraron todos los tipos de artículos,
pero preferentemente los publicados en los últimos 5 años y que fueran
revisiones, metaanálisis y artículos originales.
Etiología de cirrosis hepática
El hígado es el
principal órgano blanco del daño por el etanol, porque es el órgano donde
básicamente se metaboliza. El consumo excesivo de alcohol causa tres tipos de
enfermedad hepática crónica: esteatosis (hígado graso), esteatohepatitis y CH. (7)
El 1-2% de los pacientes con CH pueden presentar cáncer de hígado (fig. 1). (8)
Fig. 1. Progresión del daño hepático alcohólico
Fuente:
Stickel F, Datz C, Hampe J, Bataller R.
Pathophysiology and Management of Alcoholic Liver Disease: Update 2016. Gut
Liver. 2017;11(2):173-88 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5347641.
La CH se caracteriza
por fibrosis y formación de nódulos en el hígado secundario a daño hepático crónico,
que lleva a alteración de la estructura
y función hepáticas. Varios factores pueden dañar el hígado, como infecciones
virales, toxinas, enfermedades hereditarias y procesos autoinmunes. (9)
Las causas más
frecuentes de CH son hepatitis C, alcoholismo y esteatohepatitis no alcohólica,
mientras el virus de hepatitis B y virus
de hepatitis C son las causas más
comunes en el mundo en desarrollo. (5,9) Otras causas incluyen
hepatitis autoimmune, colangitis biliar primaria, colangitis esclerosante
primaria, hemocromatosis, enfermedad de Wilson, deficiencia de alfa-1
antitripsina, fibrosis quística, síndrome de Budd-Chiari, cirrosis inducida por
medicamentos e insuficiencia cardíaca derecha crónica. La cirrosis criptogénica
es de etiología no precisada.
Factores de riesgo
Dado que la principal
etiología de la CH es el consumo crónico de alcohol, es indispensable revisar
sus efectos dañinos sobre el hígado. Diversos estudios han demostrado que el
etanol es un importante tóxico celular, el cual, con su metabolismo, genera
distintos tipos de sustancias, como el metabolito acetaldehído y radicales
libres, que causan daño directo en los hepatocitos. (10,11)
A nivel poblacional
existe una relación exponencial dosis-respuesta entre el alcohol y la CH. En
una revisión sistemática se evidencia una relación directamente proporcional
entre el consumo de alcohol y el riesgo de padecer CH; con un consumo de alcohol de entre 36 a 48 g
al día aumenta 5 veces el riesgo de cirrosis en hombres y 10 veces en mujeres. (11)
En otra investigación
se hizo un seguimiento de 15 años de 401 806 mujeres con una edad media de 60
años, sin cirrosis previa o hepatitis, y que informaron haber bebido al menos
una bebida alcohólica por semana: 1 560 tenían un ingreso hospitalario con
cirrosis (n = 1 518) y 51 fallecieron por la enfermedad. (12)
En modelos animales se
ha demostrado también que el consumo crónico de alcohol afecta el transporte de
vitaminas en el intestino delgado, la actividad de la bomba de sodio y potasio
y provoca enfermedades hepáticas, como esteatosis, fibrosis hepática y CH. (10)
A pesar de los más bajos consumos de alcohol,
las mujeres son más susceptibles a los efectos del alcohol. (2) Las
mujeres progresan rápidamente a CH comparadas con los hombres, debido a una
menor actividad de deshidrogenasa alcohólica gástrica que permite la entrada de
mayores cantidades de etanol en la circulación y al hígado, a la afectación de
la actividad hormonal, porque el alcohol incrementa la expresión de los
receptores hepáticos de estrógenos y estos aumentan la sensibilidad de las
células de Kuppfer al alcohol y las endotoxinas e incrementa la permeabilidad
intestinal; también las mujeres bebedoras presentan menores cantidades de
omega-3.
El grado de actividad
de las enzimas que metabolizan el alcohol está afectado por polimorfismos de
los genes que codifican estas enzimas. (10) Entre las enzimas
implicadas están alcohol deshidrogenasa (ADH), citocromo P450 2E1 (CYP2E1)
y acetaldehído deshidrogenasa (ALDH), de
las cuales se ha reportado que la mayor actividad de ADH y CYP2E1 y la menor
actividad de ALDH confieren riesgo en algunas poblaciones por la acumulación de
acetaldehído.
Existe evidencia de que
la combinación de los polimorfismos en los genes ADH1B*2, ADH1C*1, ALDH2*2 y
CYP2E1*5 incrementan la susceptibilidad de desarrollar la enfermedad hepática
por la acumulación de acetaldehído en el organismo. (11,13)
Aunque los determinantes genéticos desempeñan
un papel en la vulnerabilidad innata a desarrollar dependencia alcohólica, se
reconoce que el ambiente (estrés, factores condicionantes) y la exposición al
alcohol pueden activar mecanismos epigenéticos que influyen en el progreso de
la enfermedad. (14) Estos mecanismos incluyen modificaciones de
histonas, como acetilación, fosforilación, metilación y ADP-ribosilación, que
pueden provocar cambios en la expresión de genes, sin afectar la secuencia de
bases del ADN.
La obesidad favorece la CH alcohólica, según estudios
epidemiológicos. (2) Aunque la interacción entre tejido adiposo y
consumo de alcohol es compleja, se describe el efecto sinérgico de ambas sobre
la elevación de las enzimas hepáticas y la resistencia a la insulina de los
obesos, que incrementa la síntesis hepática de triglicéridos y la aparición de
esteatosis.
El papel de otras enfermedades que favorecen la CH no
está bien determinado y se requieren estudios posteriores que esclarezcan esta
asociación.
Metabolismo del etanol
El alcohol etílico o etanol es un líquido
volátil, inflamable, que se obtiene como resultado de la fermentación anaerobia
microbiana de los hidratos de carbono. El etanol es una molécula pequeña que se difunde
fácilmente a través de las membranas celulares, por lo que una vez que se
encuentra en la circulación se distribuye en casi todos los tejidos.(15,16,17,18)
Después de su ingestión, el alcohol se
metaboliza en pequeñas cantidades por la ADH de la mucosa gástrica, mediante un
mecanismo conocido como primer paso. (19) Además, la mucosa del
intestino delgado contiene un sistema microsomal de etanol (MEOS)
capaz de metabolizar el etanol in vitro (laboratorio), cuya importancia en los
seres vivos no ha sido estudiada.
La mayoría del alcohol ingerido se absorbe en
el intestino delgado y el estómago. Ya absorbido, se distribuye por los tejidos
y posteriormente el 90% es metabolizado
por el hígado y solo el 2-10% es
excretado sin alteraciones por los pulmones,
los riñones y el sudo. (10,15,18,20)
El metabolismo hepático del etanol se produce
por vías oxidativas y no oxidativas. (21,22,23) El primer producto
de degradación es el acetaldehído, que se sintetiza por 3 sistemas enzimáticos:
ADH, el citocromo P450 2E1 (CYP2E1) y la catalasa.
El primero constituye el sistema más
importante, pues es responsable del 80% del metabolismo del etanol.(13) La ADH
cataliza la formación de acetaldehído. Posteriormente, el acetaldehído es
oxidado a acetato (ácido acético) por la enzima ALDH.(16,20) Los
productos finales de esta reacción son acetaldehído, acetato y altos niveles de
NADH; el NADH interfiere con el transporte de ácidos grasos libres y facilita
la formación de ácidos grasos esterificados. El acetato, en forma de acetil
CoA, se incorpora en el ciclo de Krebs, pero en caso de no suceder así su
acumulación lleva a la formación de cuerpos cetónicos y ácidos grasos.(15)
El segundo sistema que interviene es el MEOS
(retículo endoplasmático liso), basado en los citocromos P450 y en particular
CYP2E1.(18,24) En
condiciones normales, CYP2E1 representa del 3 al 10% de la oxidación del
etanol, pero este sistema es inducible por sus sustratos, en particular el
etanol, al activarse la transcripción de este gen en condiciones de alto
consumo de alcohol. Esta vía metaboliza el etanol a acetaldehído utilizando el
NADP reducido (NADPH) y oxígeno.(23)
El tercer sistema es catalizado por la
catalasa, enzima reguladora del metabolismo no oxidativo del alcohol y útil
como biomarcador del consumo crónico de alcohol. Esta enzima metaboliza el
alcohol a acetaldehído por medio de la peroxidación, en presencia de peróxido
de hidrógeno (H2O2), que después es transformado en agua.(20) Esta vía
es responsable de menos del 2% del metabolismo del alcohol ingerido.
Como la ADH, CYP2E1 y ALDH se expresan
especialmente en los hepatocitos, la mayor parte de la toxicidad del etanol
afecta a estas células.(8,18) En la
fig. 2 se esquematiza el metabolismo del etanol.
La excreción de alcohol del organismo se da a
una velocidad de 0,1 a 0,15 g/h y una persona saludable no puede metabolizar
cifras > 160-180 g/día.(16)
Cuando la concentración de etanol es baja en
la sangre y líquidos tisulares, se metaboliza principalmente por la ADH. Sin
embargo, cuando la concentración de etanol es alta, los otros dos sistemas
enzimáticos comienzan a participar en el metabolismo del alcohol.(25)
Alcohol
deshidrogenasa
Es un complejo macromolecular que consta de
un átomo de zinc y es dependiente de un cofactor NAD. Se establece como la vía
más importante en el proceso de oxidación del alcohol para producir acetaldehído y se ubica en el
citosol. (21)Esta enzima es codificada por 7 distintos genes,(26)
que codifican subunidades de ADH hepática (α, β, γ,
π, χ), de los cuales se ha identificado 5 clases de isoenzimas; en el
hígado están presentes las clases 1, 2 y 3; la clase 1 es considerada la más
predominante en el hígado (ADH1A, ADH1B, ADH1C), la clase 2 se muestra en poca
cuantía, mientras que la clase 3 se encuentra poco asociada con el metabolismo
del alcohol. (23)
Fig. 2.
Metabolismo del etanol
Fuente: Stickel F, Datz C, Hampe J, Bataller R.
Pathophysiology and Management of Alcoholic Liver Disease: Update 2016. Gut
Liver. 2017;11(2):173-88 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5347641
MEOS
Citocromo P450 (CYP2E1)
El MEOS se activa esencialmente cuando existen
altas concentraciones de alcohol o su consumo crónico y además si se encuentra
saturada la capacidad de la ADH. (26) Este
sistema depende de la familia del citocromo P450, en específico de una de sus
subfamilias la IIE, que es la más significativa en el metabolismo del alcohol.
Esta enzima es codificada por el gen CYP2E1. (27)
Mientras más alta sea la cantidad de alcohol en el organismo, más alta será la
velocidad de transcripción de este gen. (28)
Esta enzima presenta actividad de
oxidorreducción, para lo cual requiere de la utilización de NADPH. Además, su
función principal es metabolizar el etanol en acetaldehído; pero mientras se
realiza esta acción se generan distintas especies reactivas de oxígeno, como el
anión superóxido, el peróxido de hidrógeno y el radical hidroxilo. A
continuación, se produce un estrés oxidativo que ocasiona daño a nivel de las
células hepáticas. (27)
Catalasa
Es una enzima tetramérica con 4 subunidades,
acompañada de un grupo hemo en cada una; el gen encargado de codificar esta
enzima se ubica en el cromosoma 11. De manera general, esta se encuentra en los
peroxisomas y mitocondrias de las células hepáticas. La función primaria de
esta enzima es la de regular los niveles de peróxido de hidrógeno al llevar a
cabo su detoxificación hasta agua y
oxígeno. (22,24) Sin
embargo, cuando está presente el etanol la catalasa tiene un papel accesorio en
el metabolismo del etanol, al usar H2O2 para oxidar el
etanol a acetaldehído.
La oxidación del etanol por la catalasa es una vía relativamente menor
en el hígado, pero en el cerebro tienen una mayor función oxidante del etanol. (24)
Aldehído deshidrogenasa
La ALDH es una enzima tetramérica y existen
más de 12 genes capaces de codificar una variedad amplia de isoenzimas de ALDH,
aunque no todas participan en el metabolismo del aldehído. (22,26)Existen
dos isoenzimas hepáticas importantes
involucradas en este mecanismo, la citosólica o también conocida como ALDH1, que
es codificada por un gen ubicado en el cromosoma 9 y la mitocondrial o ALDH2;
esta es codificada por un gen ubicado en el cromosoma 12. En el metabolismo del
alcohol ambas enzimas tienen como función principal la oxidación del
acetaldehído en carboxilatos como ácido acético o acetato por medio de una vía
dependiente del cofactor NAD+. (26)
La enzima ALDH2 es más importante, debido a
que es capaz de metabolizar cantidades mayores de acetaldehído; aproximadamente
oxida más del 90% del acetaldehído producido por la oxidación del etanol en el
hígado, además de conocerse que el metabolismo del acetaldehído se ubica
principalmente en la mitocondria. (28)Esta
enzima presenta dos variaciones: la ALDH2*1 de alta actividad y la ALDH2*2 de
baja actividad específica. La ALDH2*2 suele estar presente en población
oriental aproximadamente en el 50% y el 10%, en relación con la población de
tipo caucásico. (29) Esta
forma enzimática, al ser de baja actividad, provoca que el organismo oxide de
manera defectuosa el acetaldehído, originando un depósito excesivo de este, lo
cual provoca diversos efectos tóxicos en el hígado y produce el síndrome de
sensibilidad al alcohol.
Fisiopatología del daño
alcohólico
La
fisiopatología de la enfermedad hepática alcohólica todavía no se comprende
bien, pero se relaciona bastante con los efectos tóxicos directos del etanol y
su principal metabolito, el acetaldehído, en una compleja interacción entre
factores conductuales, ambientales y genéticos.(8)
La mayoría de los efectos tóxicos del
alcohol son debidos tanto al estrés oxidativo, originado por una producción
excesiva de radicales libres, como a la acción tóxica del acetaldehído. (8,24)
El estrés oxidativo ocasiona una depleción
de los sistemas antioxidantes del hepatocito y a la vez estimula a las células de Kupffer para que liberen múltiples citoquinas
proinflamatorias, que incluyen el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α),
interleuquinas y quimioquinas. Estas
pueden llegar a producir necrosis y lisis de los hepatocitos, que constituyen
el estímulo perpetuador de la proliferación y fibrogénesis que favorecen el
daño celular.(30,31)
Al mismo tiempo, las citoquinas profibrogenéticas
inducen la activación de las células estrelladas en miofibroblastos, los cuales
producen colágeno y otros componentes de la matriz extracelular en proporción
elevada. (23,32) Esto favorece la formación de fibrosis hepática. La
adiponectina reduce la proliferación y activación de las células
estrelladas.
La fibrosis aparecerá al inicio en las zonas
periféricas de las venas portales y pericentrales. Si la fibrogénesis se
perpetúa se producen puentes o tabiques de fibrosis que conectan los espacios
portales y los espacios porta con las venas centrolobulillares, que alteran la
arquitectura hepática y forman nódulos de regeneración hepática.
En los espacios de Disse se comienzan a
producir depósitos de matriz extracelular y de colágeno, lo cual conlleva a la
formación de pseudomembranas en el endotelio sinusoidal, conocido como
capilarización de los sinusoides. Ello produce una barrera adicional creada
entre la luz sinusoidal y los hepatocitos que impide el intercambio de
sustancias entre la sangre sinusoidal y las células parenquimatosas; los
hepatocitos resultan más vulnerables al daño isquémico y nutritivo.
Además,
la fibrosis se acompaña de un proceso de angiogénesis, que produce en el
hígado nuevos vasos sanguíneos que desempeñan un papel en la patogénesis de
la hipertensión portal. Contribuyen a la transformación nodular del hígado la
destrucción del parénquima hepático, combinada con la regeneración acelerada,
el crecimiento exagerado de los hepatocitos, la estrangulación fibrótica del tejido
hepático y las alteraciones vasculares.(30)
Aunque la inmensa mayoría de los altos
consumidores de alcohol desarrollan hígado graso, la respuesta inicial del
hígado al consumo alcohólico solo en una minoría progresa a CH. (20)
La duración y la cantidad de alcohol ingerido es el principal factor de riesgo
de enfermedad alcohólica. El consumo diario de 60-80 g/día de alcohol por
≥ 10 años en hombres y 20 g/día en mujeres origina de enfermedad hepática
avanzada en < 40% de los casos.
Sexo femenino, obesidad, factores genéticos
y hábito de fumar modulan la susceptibilidad al desarrollo del daño hepático. (20)
Además, el alcohol actúa sinérgicamente con otros factores causales, como el
virus de la hepatitis C o B, VIH, hígado graso no alcohólico y hemocromatosis,
para promover la progresión del daño hepático.
Se han postulado muchas hipótesis para
explicar el efecto patogénico del alcohol sobre el hígado.(20) El hígado es el principal órgano responsable
del metabolismo del etanol, por lo que es concebible que el etanol y sus
metabolitos [acetaldehído, acetato, ésteres de etanol con ácidos grasos (FAEEs)
y aductos de etanolproteínas] puedan ejercer efectos tóxicos directos al actuar
como hepatotoxinas.
El acetaldehído daña el hígado por
inflamación directa, remodelado de la matriz extracelular y fibrogénesis. (8,20) Además, se
une covalentemente a proteínas y ADN y lleva a la síntesis de aductos
inmunogénicos en los hepatocitos. (24) Finalmente, el acetaldehído
estimula el factor de crecimiento transformante beta (TGF-beta) en las células
estrelladas, que adquieren un perfil profibrinogénico y proinflamatorio. El
acetaldehído es un poderoso carcinógeno en animales experimentales y humanos y
vincula ciertos cánceres con el consumo de alcohol. (8)
Los cambios en la relación NADH/NAD+ afectan
las reacciones bioquímicas mitocondriales y la expresión de genes. (20)
El exceso de NADH necesita oxígeno adicional; los hepatocitos captan más
oxígeno sanguíneo, pero no el suficiente para suplir adecuadamente todo el
hígado. Por tanto, el consumo de alcohol provoca hipoxia en los hepatocitos
perivenosos, que son los primeros afectados. El aumento de NADH también reduce
el potencial redox y aumenta la síntesis reductora, lo que favorece la
formación de ácidos grasos y la esteatosis hepática.
Las especies reactivas de oxígeno (ROS),
como el peróxido de hidrógeno y los iones superóxido son responsables del
perfil proinflamatorio del daño hepático alcohólico, por activación de los factores de transcripción
sensibles al estado redox (factor nuclear kappa B-NF-κB), el reclutamiento
de neutrófilos y otras células inmunes, el incremento circulante de citoquinas
proinflamatorias y peroxidación lipídica.
(8,20)
Los lipopolisacáridos derivados del
intestino (LPS) es otro factor crítico
de esteatosis, inflamación y fibrosis hepáticas. (20) El intestino
alberga billones de microorganismos, pero bajo condiciones fisiológicas, los LPS
derivados de bacterias Gram-negativas, entran a la circulación portal solo en
trazas para ser eliminados por las células de Kupffer (macrófagos residentes) y
hepatocitos, que poseen diferentes sistemas de reconocimiento de LPS. Se
recomienda a Fukui (33) para ampliar estos aspectos.
El alcohol trastorna la barrera intestinal
con un incremento de las endotoxinas circulantes que se unen al receptor de
superficie CD14 sobre las células de Kupffer, vía LPS-binding protein (LBP). (20) El complejo CD14-LPBLPS,
vía NADPH oxidasa, produce ROS y estimula la cascada de señalización de toll-like receptor 4 (TLR4), cuyo
resultado final es la activación de NF-κB y la liberación de citoquinas
inflamatorias como TNF-α. El TNF-α a la vez daña al hígado por
empeoramiento de la permeabilidad intestinal e incremento del daño
necro-inflamatorio. Otras citoquinas involucradas en la activación de células
inflamatorias y mesenquimales, que contribuyen a la reparación fibrótica, son
IL-1, IL-8, e IL-17, osteopontina, quimoquina CXCL1, CXCL4, CXCL5 y CXCL6. (8,29)
La CH alcohólica es una enfermedad de larga
evolución con un periodo asintomático prolongado, lo que favorece la influencia
de factores ambientales y relacionados con estilos de vida que pueden actuar
como factores desencadenantes de la enfermedad.(34-36) A esto se
agrega el papel de la predisposición genética a padecer la CH.
Por el carácter crónico e irreversible de la
enfermedad, una vez diagnosticada la CH, solo se pueden tomar medidas
paliativas, lo que reafirma el valor del diagnóstico precoz y sobre todo de la
prevención.
Conclusiones
El consumo de alcohol a nivel global se ha
mantenido tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo y
representa una de las principales causas de CH.
El 90% del alcohol es metabolizado en el
hígado por medio de tres sistemas enzimáticos: ADH, MEOS y catalasa; solo el 2%
es excretado sin alteraciones por los pulmones, los riñones y el sudor. El
acetaldehído obtenido se convierte en acetato por la ALDH.
El daño hepático por el etanol se
produce principalmente por acción de los
radicales libres que inducen una depleción de los hepatocitos y la liberación
de citoquinas, las cuales estimulan las lisis y necrosis de las células
hepáticas, además de un aumento del contenido de colágeno y de la matriz
extracelular.
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