Artículo Original
Hechos y
experiencias en la lucha contra la COVID-19 en el Hospital Clínico
Quirúrgico Lucía íñiguez Landín
Facts and experiences in the fight against
COVID 19 at the Clinical Surgical Hospital Lucía Iñiguez
Landín
MSc. Gisela
Ramírez Ramírez1* https://orcid.org/0000-0002-5997-3670
Dr. Rosel
Batista Feria Correo1 http://orcid.org/0000-0002-3164-4162
MSc. Ana Margarita Manso López1
https://orcid.org/0000-0001-5291-9666
Dr. Leandro Almaguer Ramírez2
https://orcid.org/0000-0001-4606-3483
Dr. Julio Antonio Vila Betancurt1
https://orcid.org/0000-00003-2546-3864
1Hospital Clínico Quirúrgico Lucía Iñiguez
Landín. Holguín, Cuba
2Policlínico Comunitario José Ávila Serrano.
Velasco. Holguín, Cuba
*Autor para la correspondencia. Correo
electrónico: giselaramirez@infomed.sld.cu
RESUMEN
Introducción: Que el mundo se vea asolado por
una pandemia no es nuevo, ya que cada cierto tiempo una nueva enfermedad afecta
a los humanos. Las experiencias
acumuladas demuestran que la capacidad para hacer frente a estas situaciones se
eleva exponencialmente, según se prepare y
organice el país antes del desarrollo del evento.
Objetivos: Describir las
principales epidemias ocurridas en Cuba y el enfrentamiento a la Covid-19 en el
Hospital Clínico Quirúrgico Lucía íñiguez Landín.
Métodos: Se utilizó el método histórico-lógico
sobre la historia particular de algunas
enfermedades epidémicas en Cuba, se realizó una revisión documental, así como entrevistas a directivos de esa
institución para realizar la valoración del trabajo.
Resultados: La viruela, el
sarampión y la fiebre amarilla causaron numerosas epidemias durante los siglos
XVI, XVII y XVIII, con alta mortalidad; en el siglo XIX se añade el
paludismo y se caracterizan como epidemias aisladas relevantes la del dengue de 1828 y la de
cólera de 1833.
En
el período neocolonial, entre las enfermedades que ocurrieron, están la fiebre
amarilla hasta 1909, paludismo, viruela, difteria, escarlatina, fiebre
tifoidea, gripe benigna, varicela, lepra, peste bubónica hasta 1915 y en la
etapa después de 1959, dengue, VIH, influenza A H1N1, cólera y ahora el
SARS-CoV2.
Conclusiones: Cuba durante siglos ha tenido que combatir contra
algunas enfermedades que afectan al mundo entero y han llegado a la isla o son
típicas de la zona tropical donde se vive; en cada momento histórico la
morbimortalidad ha sido el resultado del sistema imperante, el desarrollo
científico, la fortaleza del sistema de
salud y la preparación en la lucha antiepidémica.
Palabras
clave: Epidemias, estrategias, enfermedades transmisibles, Cuba.
ABSTRACT
Introduction: That the
world is ravaged by a pandemic is not new, as every so often a new
disease affects humans. The accumulated experiences prove that the capability
to face up to these situations rises exponentially, according to preparedness
and organization of the country prior to the event.
Objectives: To describe the main epidemics that occurred in Cuba and the
confrontation with Covid 19 at the Clinical Surgical
Hospital Lucía Iñiguez Landín.
Methods: The historical-logical method was used on
the particular history of some epidemic diseases in Cuba; a documentary review
was carried out, as well as interviews with directors of that institution to
perform job evaluation.
Results: Smallpox, measles and yellow fever caused
numerous epidemics during the 16th, 17th and 18th centuries, with high
mortality; in the 19th century, malaria was added and isolated
epidemics such as dengue fever, in 1828 and cholera, in 1833, were
characterized as relevant. In the neocolonial
period, some of the diseases that occurred were: yellow fever until 1909,
malaria, smallpox, diphtheria, scarlet fever, typhoid fever, benign influenza,
chickenpox, leprosy and bubonic plague until 1915; after 1959, dengue, HIV,
influenza A H1N1, cholera and, at the moment, SARS-CoV2.
Conclusions: For centuries, Cuba has had to fight
against some diseases that affect the whole world and have reached the island,or are typical of the tropical area where we live;
at every historical moment, morbidity and mortality have been the result of the
prevailing system, scientific development, strength of the health system and
preparation in the fight against epidemics.
Key words: Epidemics,
strategies, transmissible diseases, Cuba.
Recibido: 12/06/2020.
Aprobado: 19/07/2020.
Introducción
Que
el mundo se vea asolado por una pandemia no es nuevo: cada cierto tiempo una
nueva enfermedad afecta a los humanos y a veces no podemos controlarla, por más
que la ciencia y la técnica hayan avanzado al punto actual; sin embargo, sí
podemos minimizar su efecto.
Las
epidemias acompañan a la humanidad desde tiempos remotos y prueba de ello son
las huellas encontradas en restos y esqueletos milenarios y la información que
quedó registrada en documentos de la antigüedad, que cuentan la gama de
enfermedades, secuelas y muertes que dejaban a su paso por las diferentes
regiones del mundo. Siempre ha sido un reto para el hombre, en cada momento de
su evolución, controlar estas calamidades con los medios que ha tenido a su
alcance, que van desde los métodos más primitivos hasta los que mejoran su
eficacia en la medida que avanza el conocimiento científico.(1)
Epidemia
es la ocurrencia de casos de enfermedad u otros eventos de salud con una
incidencia mayor a la esperada para un área geográfica y periodo determinados.
El número de casos que indican la presencia de una epidemia varía según el
agente, el tamaño y tipo de población expuesta, su experiencia previa o
ausencia de exposición a la enfermedad y el lugar y tiempo de ocurrencia.(1)
También
se define a la epidemia como la difusión rápida y extensa de una enfermedad
infecciosa que afecta a muchos individuos en un área o población al mismo
tiempo; el brote o la incidencia alta de manera inusual de una enfermedad en
una población o área;
la enfermedad que se presenta de repente en cantidad manifiesta
por encima de la expectativa que se espera.(1)
Cuba
no está exenta de estos azotes, pues durante siglos ha tenido que combatir
contra algunas enfermedades que afectan al mundo entero que han llegado a la
Isla o son típicas de la zona tropical donde se vive.
Los
primeros grandes brotes de enfermedades infecciosas que se conocen en Cuba
datan de la etapa inicial del proceso de conquista-colonización, cuando la
población aborigen de su territorio se puso en contacto con la europea, con el
que se introdujeron algunas enfermedades hasta entonces desconocidas.
Estas
epidemias figuran entre las principales causas de la casi extinción nativa en
los primeros años del siglo XVI, con el agravante de las malas condiciones de
vida a que fueron sometidos los indígenas: trabajos forzados a los que no
estaban acostumbrados, relaciones de fuerza y vasallaje;(2) esto
hizo que aumentara también su mortalidad, se incrementaran los suicidios y
disminuyera la natalidad, todo lo cual se conjugó para casi extinguir a este
grupo étnico.
Las
enfermedades infecciosas continúan siendo causa importante de morbimortalidad,
a pesar de los avances experimentados en el conocimiento de sus agentes
etiológicos, reservorios, fuentes de infección y mecanismos de transmisión,
pero esto, a la vez, posibilita la adopción de medidas de control, que, unidas
al desarrollo económico, científico y técnico, disminuyen su impacto,
fundamentalmente en los países de mayor desarrollo.(2,3) Sin embargo, continúan siendo la primera
causa de años de vida perdidos a nivel mundial, por las que mueren cada año más
de catorce millones de personas, sobre todo en los países en desarrollo.(2,3)
La
lucha antiepidémica ha permitido controlar las
enfermedades transmisibles, pero, además, ha fortalecido los sistemas de
vigilancia epidemiológica, los programas sanitarios y servicios de salud,
además de desarrollar la ciencia y la tecnología cubanas en el campo de la
fabricación de medicamentos y vacunas.(4)
El
cumplimiento de las metas sanitarias que colocan a Cuba en un lugar destacado
dentro del área de las Américas gracias a la de eliminar barreras para el
acceso a los servicios de salud, financiar un sistema de salud única e integral
que garantiza coberturas y asegura salud universal a la población.(4)
Entre
las acciones encaminadas a controlar las enfermedades trasmisibles, resultó
relevante la creación, en 1962, de un viceministerio de Higiene y Epidemiología
con estructuras homólogas en provincias y municipios y funciones particulares
según las necesidades locales. Los higienistas y epidemiólogos insertados en
los centros o unidades municipales de Higiene y Epidemiología aseguraron el
cumplimiento de todas las etapas de los programas nacionales de prevención y
control desde las comunidades y municipios.(4,5)
En
foros sobre epidemiología se establecieron normativas y bases para los primeros
programas de promoción de salud, prevención y control de enfermedades
transmisibles a partir del diseño y ejecución de los primeros programas sanitarios.
Las estructuras de atención primaria de salud y sus modelos de prestación de
servicios brindaron escenarios favorables para introducirlos y aplicarlos en el
contexto local.(6,7)
Para
alcanzar los actuales indicadores de salud en enfermedades trasmisibles
mediante la reducción de las deficiencias y el aprovechamiento de
oportunidades, se requirieron casi seis décadas de labor intencionada y
permanente del SNS
En
Cuba la prevención y el control se conciben en planes estratégicos nacionales
quinquenales que sustentan y articulan las políticas y estrategias para reducir
inequidades sociales y mitigar el impacto individual y poblacional. Las
actualizaciones se realizan según la estratificación epidemiológica, la
evidencia científica, las buenas prácticas, las lecciones aprendidas y los
compromisos nacionales e internacionales.
Motivados
por la historia, las experiencias actuales,
se exponen las prácticas en estos momentos de la COVID-19 en el hospital Clínico Quirúrgico
de Holguín, con el objetivo de describir
las principales epidemias ocurridas en Cuba y el enfrentamiento a la COVID-19 en el Hospital Clínico Quirúrgico Lucía
Iñiguez Landín.
Método
Para
la realización de la investigación se utilizó el método histórico-lógico. Se
tomó como base la heurística para
efectuar un análisis deductivoinductivo de las fuentes disponibles sobre la
historia particular de algunas
enfermedades epidémicas en Cuba, se
realizó una revisión de la literatura
científica cubana sobre las epidemias, se realizó una revisión documental que permitió la recogida de la información teórica, su procesamiento, búsqueda y definición de rasgos esenciales para realizar la valoración del trabajo realizado en el
Hospital Clínico Quirúrgico Lucía Iñiguez Landín, así como entrevistas a
directivos y cuadros de esta institución.
Desarrollo
En
Cuba la primera epidemia de viruela de que se tiene noticia data de fecha tan
temprana como 1521, y aunque esta es la primera epidemia reconocida se sabe de
la existencia de casos de la enfermedad desde el año anterior. Según Jacobo de
la Pezuela fue una enfermedad horrible que devoraba entonces a las nuevas
villas y a los indios. Fray Bartolomé de las Casas expresó que el brote se
inició en 1518 o 1519 en La Española y de allí pasó a Puerto Rico, cuyo primer
caso fue notificado en enero de 1519, para llegar a Cuba en 1520.(8)
Durante
el siglo XVI se sucedieron otras epidemias de viruela en 1530 y 1570. En 1598
se produce en Guanabacoa la primera epidemia de sarampión, enfermedad de origen
viral altamente contagiosa, introducida en América por los colonizadores
europeos, registrada en Cuba, que afectó fundamentalmente a los indios virgenes inmunológicamente. También hay información de la
ocurrencia de varias epidemias de peste durante esta centuria.(9)
El
siglo XVII se inició, en lo que a enfermedades transmisibles se refiere, con
una epidemia no bien precisada en el año 1603, recogida en la literatura de la
época como peste. Es posible que se tratara de un brote de paludismo.(8)
En
el año 1621 se informó de otro brote de peste en La Habana. Aquí ocurre lo
mismo en relación con la etiología, que no hay datos precisos, por lo que se
conjeturaron las posibilidades de fiebre amarilla o paludismo grave, pues fue
un brote de fiebre que solo se desarrolló en los meses de verano, o sea, en los
lluviosos.
En
1637, hubo una gran epidemia de sarampión, y otra de viruela en La Habana, e
hizo su aparición de forma epidémica una enfermedad que tuvo en jaque a la
población europea durante tres siglos: la fiebre amarilla o vómito negro.(9)
La
fiebre amarilla se mantuvo en Cuba casi tres siglos desde la famosa epidemia de
1649, cuando murieron los médicos habaneros Estela, Gutiérrez y Sandoval. Según
los cálculos del doctor Jorge Le Roy y Cassá, esta
epidemia causó la mortalidad más alta registrada en Cuba, calculada por él, de
121,72 por mil habitantes.(8,9)
En
el año 1652, se registró un nuevo brote de fiebre amarilla en La Habana, y en
1654 volvió a ser estragos en toda la isla y en 1658 causó numerosas víctimas
en la villa de Bayamo.(8)
En
1677 regresó la viruela con otra epidemia en la capital, junto a una de
tabardillos. El tabardillo o tifus es un conjunto de enfermedades infecciosas
producidas por varias especies de bacterias del género Rickettsia, transmitidas
por la picadura de diferentes artrópodos, como piojos, pulgas, ácaros y
garrapatas, que portan diferentes aves y mamíferos.(10)
La
viruela continuó sus afectaciones hasta 1686 y en 1693 reapareció junto con la
fiebre amarilla en La Habana, y para concluir el siglo se presentó una epidemia
de fiebre amarilla en Santiago de Cuba.(8,9)
El
siglo XVIII se inició con un brote de fiebre amarilla en 1709 en San Juan de
los Remedios, que se mantuvo presente junto a la viruela.(8,9)
En
1718 existió mucha viruela entre la población esclava africana en las
plantaciones del interior. El sarampión se presentó con otra grave epidemia en
La Habana en 1727, y en 1730 acaeció una pandemia de viruela en esta ciudad,
para en 1732 producirse otra, además de
numerosos casos de tabardillos y calenturas malignas. Al año siguiente
hubo brotes de gripe y fiebre amarilla en la ciudad.(8)
En
1742 llegó a La Habana la Escuadra de Rodrigo de Torres, a raíz de la cual se
desató una epidemia de fiebre amarilla. Entre mayo y octubre de 1761 se
presentó otra epidemia de fiebre amarilla dentro de las numerosas fuerzas
españolas que llegaron a La Habana para defenderla contra una amenaza inglesa
En
1770 hubo una epidemia de viruela, que se perpetuó en La Habana según las actas
del Cabildo. En 1789 se presentó una epidemia de gripe que fue bautizada como
el bolero. En 1794 coincidió con la llegada de la escuadra española de Aristízabal una epidemia grave de fiebre amarilla en la
capital, que luego afectó a las regiones centrales, principalmente Santa Clara,
donde ocasionó 600 muertos, y terminó el siglo con brotes epidémicos de viruela
en Remedios en 1800.(9,10,11)
La
viruela y la fiebre amarilla fueron las epidemias que más incidencia tuvieron
durante los siglos XVI, XVII y XVIII en Cuba; aunque la fiebre amarilla
apareció en el siglo XVII con 6 epidemias, así como en el siglo XVIII, y sus
efectos fueron tan devastadores por el desconocimiento por los científicos y
médicos de la época de su agente causal, desconocimiento que se mantuvo hasta
1881, cuando el doctor Carlos Juan Finlay y Barrés publica los trabajos relativos a su genial teoría de
la transmisión vectorial de la fiebre amarilla por el mosquito.
El
cólera tuvo su primera irrupción en el año 1833 y provocó más de 30 mil
muertos, y se extendió hasta 1838, la segunda en marzo de 1850 al 54, con nueve
mil 348 casos y y seis mil 180 defunciones, la
tercera en octubre 1867 y luego otro brote en 1882.
El
siglo XIX fue una época de guerra independentistas y medidas coloniales que
favorecieron la aparición de varias de estas epidemias, excepto la viruela y
fiebre amarilla gracias a el doctor Tomás Romay quien en 1804 introdujo la
vacuna antivariólica y ya demostraba la efectividad de su método, y a los
estudios de Finlay y las medidas tomadas en el
saneamiento que hacen que en 1909 la fiebre amarilla desaparezca.
Del
siglo XVI al XIX, la situación higiénica de toda la colonia fue deplorable. Los
profesionales de la salud consideraban al clima cálido y húmedo como un factor
causal de enfermedades y epidemias, ya que en el aire existían causas locales
tan activas y capaces de inficionarlo. Las aguas estancadas, los pantanos
formados por el derrame de las aguas de las zanjas, las condiciones de vida de
los esclavos y la costumbre de enterrar los cadáveres en las iglesias, la
actividad portuaria y el crecimiento poblacional eran para el doctor Tomás
Romay elementos importantes del mal estado sanitario de la colonia.(9)
En
la etapa de la neocolonia 1902 al 1958.(12)
Etapa
poco estudiada. El cuadro de salud de la población cubana era el típico de un
país subdesarrollado: pobre higiene ambiental, niveles nutricionales bajos,
elevada mortalidad infantil y materna, baja expectativa de vida y brotes
epidémicos frecuentes de enfermedades infecto-contagiosas; recursos económicos
disponibles para la atención médica extremadamente escasos, pero para el enfrentamiento de las epidemias se
extreman las medidas de Control Sanitario Internacional en los puntos de
entrada al territorio y se perfecciona el sistema de vigilancia epidemiológica
en personas con enfoque de riesgo.
Entre
las enfermedades que ocurrieron epidemias están la fiebre amarilla en los
primeros años, es decir hasta 1909, el paludismo, viruela, difteria,
escarlatina, fiebre tifoidea (1912, 1915, 1916 y 1919), gripe benigna, varicela
(1915), lepra, peste bubónica hasta 1915, gripe española 1921; así como con
grandes problemas epidemiológicos: la tuberculosis y el tétano neonatal.
En
el período los principales logros en relación con enfermedades
infectocontagiosas fue la erradicación de la fiebre amarilla (1908), la peste
bubónica (1915).
De
1926 a 1958 la situación de salud se caracterizaba por: Ausencia de un sistema de salud estatal
eficiente, políticas estatales limitadas
para enfrentar los problemas de salud, insuficiente formación de recursos de
acuerdo con las necesidades y una
mortalidad y morbilidad elevadas por enfermedades transmisibles.
En la etapa revolucionaria.(4,13,14 )
Desde el inicio del triunfo de la Revolución y
haciendo realidad lo planteado por Fidel
Castro en su alegato de la Historia me Absolverá la Salud Pública en Cuba puso
al hombre y al pueblo en primer lugar y se fueron tomando medidas y acciones
para elevar la salud de la población, por eso a pesar de enfrentar epidemias,
se han podido lamentar menos vidas perdidas, dado la preparación e interés del
estado.
En 1977, Cuba informó de su primera epidemia de
dengue, durante la cual se registraron más de 500 000 casos de fiebre del dengue causados por el serotipo 1 del
virus.
En 1981, se produjo una gran epidemia de dengue hemorrágico causado por el serotipo 2, esa
vez se notificaron 344 203
casos en total, 10 312 casos clínicos de dengue hemorrágico y 158 defunciones,
de las cuales 101
correspondieron a niños, una tasa de mortalidad de 1,58 por 100 000
habitantes. El índice de letalidad, de 0,46 por 1 000 enfermos, fue el más bajo
conocido hasta el momento del estudio para una epidemia de dengue hemorrágico.
Otros de los
grandes virus que ha afectado a Cuba es el VIH, desde los años del pasado siglo
XX, comenzaron los primeros paciente de la enfermedad aún sin cura, y Cuba
reportó sus primeros casos en 1986. Esta epidemia está bajo control, la tasa de
prevalencia en la población sexualmente activa es de 0,05 % una de las más
bajas del mundo.
Por otra
parte hace algunos años otra pandemia cruzó la frontera y llegó a Cuba, la
Influenza A H1N1-también llamada en un principio gripe porcina en 2009, y se
trataba de la primera vez en cuatro décadas que un nuevo virus de la gripe
emergía y desataba una enfermedad a gran escala alrededor del mundo.
El 11 de
mayo de 2009 se dio a conocer el primer caso precedente de México, y, en lo
adelante Cuba confirmó cerca de mil casos y 63 y 63 muertes hasta abril del
2010 que la epidemia remitió;
vigente aún el plan de
enfrentamiento a las Infecciones respiratorias agudas.
Durante el
año 2010, se presentaron varios brotes
de cólera en Angola, Etiopia, Somalia, Sudan, norte de Vietnam y Zimbabwe y la epidemia en Haití, aislándose en muestras de
pacientes el Vibrio cholerae 01 biotipo El Tor, serotipo Ogawa, se emite la alerta y se implementa un plan para
evitar su entrada y trasmisión en la isla, la cual la enfrenta en el 2012.
Otro
ejemplo fue la respuesta nacional ante la epidemia por la enfermedad del virus
del zika. En diciembre de 2015, el Ministerio de Salud Pública emitió una
alerta epidemiológica antes de que la enfermedad fuera declarada, en febrero de
2016, como emergencia de salud pública internacional. Se implementó un plan de
acción considerando la compleja situación epidemiológica en la región de las
Américas por la circulación del virus.
En
el año 2016, Cuba notificó 187 pacientes confirmados de zika, 1 836 con dengue
(serotipos 2 y 3, con una tasa de incidencia de 16,32 por 100 000 habitantes) y
29 casos de dengue grave. Se diagnosticaron 71 casos importados de paludismo.
No ocurrieron casos de chikungunya.(15)Estas enfermedades no son
endémicas en Cuba y se notifican por brotes ocurridos fundamentalmente en meses
lluviosos
Ahora el
nuevo coronavirus responsable de la COVID-19, ha llegado a cientos de países
incluyendo la isla, donde el primer caso fue reportado el 11 de marzo de 2020,
el mismo día en que la OMS la declaraba una pandemia
Desde los
primeros reportes de la enfermedad y con la experiencia acumulada, se concibió
una estrategia de trabajo intersectorial conducida por el MINSAP y el sistema
de defensa civil que permita contener al mínimo el riesgo de introducción de
diseminación del SARS-coV2 y minimizar los efectos de la epidemia en la salud
de la población y su impacto en la esfera social y económica.
En
la práctica habitual de la salud pública cubana son muchos los factores que se
relacionan con el funcionamiento de la vigilancia y control de las enfermedades
potencialmente epidémicas. Aunque esta práctica es parte del trabajo cotidiano
de los médicos y enfermeras de la familia, no son los únicos profesionales que
intervienen en ella.
Es
un trabajo multidisciplinario en el que participan epidemiólogos, higienistas,
directivos, decisores políticos y administrativos y de manera general median
todos los profesionales de la salud.
La
preparación oportuna del sistema ha sido posible debido a la experiencia
acumulada en las luchas antiepidémicas y el
conocimiento sobre los riesgos que incrementan la probabilidad de su
introducción y propagación. Los retos para la sostenibilidad son el
fortalecimiento de la respuesta local como modelos participativos
En
Cuba se diseñó, en enero del 2020, el Plan para la Prevención y Control del
nuevo coronavirus (COVID-19) que
involucra a todos los Organismos de la Administración Central del Estado, las
Empresas, el Sector No Estatal y la población en general.
En estas
acciones hay muchos aspectos claves: la dirección única pero colectiva, la
fortaleza del sistema de salud con sus estructuras y funciones definidas desde
los consultorios hasta los Institutos y centros de Investigación y
universidades, así como los programas y
protocolos bien analizados, la experiencia en otras epidemias, las estrategias
a las que nos ha obligado el bloqueo (Ejemplo el desarrollo de la
biotecnología) y entre otras los planes de preparación para la defensa y los
desastres.
El Hospital
Clínico Quirúrgico Lucia Iñiguez Landin, que surge
como un estímulo a los holguineros, se preparó para enfrentar el SARS
(2002-2003), la Influenza H1N1 (2009), enfrentó la Epidemia del Cólera y el
Dengue en sus respectivos momentos y ahora nuevamente tiene que crecerse para,
junto al Hospital Militar Fermín Valdés Domínguez, asumir los sospechosos de la
COVID-19, y así realiza acciones donde hay tres elementos a señalar:
Primero: La capacitación
constante de los recursos humanos.
Se inicia
desde la primera etapa de la estrategia nacional de enfrentamiento a la
enfermedad, dirigida a todos los estudiantes y trabajadores de la institución
relacionada con la enfermedad, la bioseguridad, los algoritmos y protocolos de
actuación.
El primero
de marzo se inicia II etapa de capacitación, 23 de marzo reorganización del
proceso docente y el 25 de marzo III etapa de capacitación con el inicio del
diplomado en cuidados intensivos para Médicos y el de Bioseguridad y
ventilación mecánica en licenciados de enfermería, este último con entrenamiento que abordó los conocimientos y habilidades
necesarias para la actuación del personal de enfermería en pacientes con síndrome
de insuficiencia respiratoria pulmonar aguda por SARS/COVID-19, con necesidad de
ventilación artificial mecánica, lo que permitiría realizar los cuidados
requeridos en este tipo de pacientes, profundizando además en las normas de
bioseguridad a tener en cuenta en el cuidado y el traslado de estos pacientes.
Un aspecto
importante de este proceso fue la actualización constante del tema, debido a
las múltiples publicaciones, actualizaciones del protocolo y a la información
constantemente publicándose por el MINSAP, la OMS, INFOMED y revistas
reconocidas; así como la capacitación al personal a cada inicio de los ciclos
de trabajo (14 días), factor que se considera relevante en el logro de la
protección de los trabajadores y el adecuado manejo de los pacientes. Se
capacitaron a más de 2500 personas.
Otro
elemento a considerar, fue la exigencia en el cumplimientos de los cinco
pilares de la bioseguridad(16)
(higiene de las manos con agua y jabón y solución alcohólica o hipoclorito al
0.01 %, uso del equipo de protección
personal (EPP), higiene respiratoria con el distanciamiento y el uso del nasobuco, la práctica de la inyección segura, la limpieza
desinfección y esterilización apropiada de los equipos y dispositivos médicos y
la limpieza del ambiente por todos los trabajadores.
Y algo
novedoso fue la incorporación de la capacitación en la gestión de la seguridad
psicológica.
Segundo: La
organización del sistema de trabajo.
Constituido
por equipos donde un grupo conformado por médicos especialistas y residentes,
tanto de especialidades clínicas como quirúrgicas y MGI, enfermeros, pantristas, auxiliares de limpieza, mensajeros, camilleros
y otros trabajando directamente con los pacientes (Área Roja), que permanecen
28 días alejados de su familia y otro grupo que asesora, colegia, orienta,
sugiere las conductas diagnósticas y terapéuticas en función de la salud de los
pacientes y coordina además todas las acciones de apoyo a la asistencia y a la
atención de los trabajadores.
Un elemento
a destacar fue la organización de los psicólogos en función las 24h del día a atender vía telefónica
desde sus hogares las inquietudes psicológicas de los trabajadores sanitarios,
mediante la implementación del protocolo de asistencia a la seguridad psicológica.
Tercero: La
unidad e intersectorialidad.
Actuando
como país se unieron en esta batalla muchos organismos (Isla Azul, Gaviota,
Educación, Ministerio de la Industria, Etecsa,
Ministerio del Transporte, Empresa Eléctrica) y organizaciones (FEU, UJC, CTC,
FMC, CDR y PCC) para el apoyo al personal de la salud, dígase médicos,
enfermeros, licenciados en tecnología de la salud, técnicos, electromédicos, psicólogos para atender y tratar a 686
pacientes ingresados en este periodo (13 abril al 24 mayo), de ellos 110
pacientes graves y 635 vidas salvadas.
Consideraciones
Finales
Cuba durante siglos ha tenido que combatir contra
algunas enfermedades que afectan al mundo entero que han llegado a la isla o
son típicas de la zona tropical donde se
vive; en cada momento histórico la morbimortalidad ha sido el resultado del
sistema imperante, el desarrollo científico,
la fortaleza del sistema de salud y
la preparación material y humana en la lucha antiepidémica.
No podemos
decir que no existieron dificultades ni que se pueden hacer mejores las cosas;
pero sí nos queda claro que hay cosas
que deben quedarse: es obvia la
necesidad de la sistematización, con elevado nivel de organización y
pertinencia, del proceso capacitante, la
organización de los procesos, la gestión de la seguridad psicológica del
personal sanitario, el cumplimientos de las cinco precauciones
estándares de la bioseguridad y los valores de responsabilidad, humanismo,
solidaridad y unidad tan manifiesto por muchos en estos tiempos.
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