Artículo
de Revisión
Dermatitis atópica: fisiopatología y sus
implicaciones clínicas
Atopic
dermatitis: physiopathology and its clinical implications
Dra. María de los Ángeles Leyva Montero1*https://orcid.org/0000-0002-0553-9182
Dra. Yarimi
Rodríguez Moldón1 https://orcid.org/0000-0002-7221-1734
Dra. Raisa Rodríguez
Duque1https://orcid.org/0000-0003-3660-954X
Dra. Sara Marjorie Mejía Alcivar
2https://orcid.org/0000-0002-5394-6655
Dra. Lam Layhyong Luyo Joza
2https://orcid.org/0000-0001-9373-8095
1Escuela
Superior Politécnica de Chimborazo. Riobamba, Ecuador.
2 Coordinación Provincial de Prestaciones de Seguro de Salud
Guayas. Guayas, Ecuador.
*Autor para la correspondencia. Correo
electrónico: maleyvamontero@gmail.com
RESUMEN
La
dermatitis atópica, enfermedad crónica multifactorial inflamatoria de la piel,
presenta una fisiopatología compleja multifactorial y no bien conocida donde
factores genéticos y ambientales se interrelacionan para favorecer su desarrollo.
En esta revisión bibliográfica en bases de datos importantes como U.S. National
Library of Medicine, SciELO, ClinicalKey y revistas médicas cubanas, se empleó el
descriptor dermatitis atópica en
inglés y español. Se describen los principales factores implicados en la fisiopatología
de la dermatitis atópica, como factores genéticos, trastornos del sistema
inmune, disfunción epidérmica, papel de los lípidos, microbiota y factores
ambientales, además de la aplicación
práctica de estos conocimientos en el diseño de medicamentos para combatir la
enfermedad.
Palabras
clave: dermatitis atópica, factores de riesgo,
etiopatogenia, fisiopatología, niños, adultos.
ABSTRACT
Atopic dermatitis, a
chronic multifactorial inflammatory disease of the skin, presents a
multifactorial and not well known complex
physiopathology where genetic and environmental factors interrelate to favor
the development of the disease. In this bibliographic review carried out in
important databases such as the U.S. National Library of Medicine, SciELO, ClinicalKey and Cuban medical journals, the descriptor atopic dermatitis was used in English
and Spanish. The main factors involved in the physiopathology of atopic
dermatitis such as genetic factors, disorders of the immune system, epidermal
dysfunction, the role of lipids, microbiota and environmental factors are
described, aside from the practical application of this knowledge in the design
of drugs to fight the disease.
Keywords: atopic
dermatitis, risk factors, etiopathogenesis, physiopathology, children, adults.
Recibido: 01/12/2019.
Aprobado: 11/12/2019.
Introducción
La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad
cutánea inflamatoria crónica, recidivante, multifactorial, que se caracteriza
por lesiones de morfología y distribución específica según la edad, asociada a
piel seca, prurito intenso y enfermedades alérgicas. (1) Las
enfermedades alérgicas o atópicas están dadas por antecedentes personales y
familiares de asma bronquial, rinitis y conjuntivitis alérgicas y
predisposición a la sobreproducción de anticuerpos de IgE. (2)
Aunque
presenta una alta prevalencia en la edad adulta, generalmente va a debutar y
ser más frecuente en la infancia. (1,3) La DA afecta al 10-20% de
los niños y al 3-8% de los adultos en Europa occidental y Estados Unidos. (4,5,6)
En niños mexicanos es de 3,4%. (7)
Su prevalencia se ha incrementado durante
los últimos años, especialmente en países de bajos ingresos. (6,8)
Hasta 60 % de los casos de DA se presenta durante el primer año de vida; en 70% de los
pacientes remite antes de los 16 años y en el resto persiste en la edad adulta.
(8)También
existen marcadas diferencias en la prevalencia de DA entre países y regiones
geográficas, según International Study of Asthma and Allergies in Childhood (ISAAC).
(6)
La DA se manifiesta con síntomas y signos
característicos: prurito intenso, xerosis (sequedad cutánea), eritema o
enrojecimiento, exudación, descamación y lesiones de rascado con excoriaciones
con liquenificación. (9,10)Estos pacientes también son muy susceptibles a
las infecciones.
La DA se puede confundir con muchas
enfermedades cutáneas y su diagnóstico es clínico, por lo que se requiere la exclusión
de enfermedades, como escabiosis, dermatitis seborreica, dermatitis alérgica de
contacto, eccema numular, ictiosis, psoriasis, inmunodeficiencias, pitiriasis
rosada, dermatofitosis, impétigo, infecciones virales, dermatitis herpetiforme,
entre otras. (11)
La DA se clasifica en dos formas básicas: (12)extrínseca, que afecta entre 70 y 80% de los pacientes
y se acompaña de elevación de las concentraciones séricas de IgE, y la intrínseca, que se observa en 20-30%
de los casos, en combinación con bajas concentraciones de IgE y ausencia de
sensibilización alérgica detectable.
La DA es resultado de un proceso
multifactorial complejo, en el cual desempeñan un papel importante diferentes
factores, como:(9,13,14)predisposición genética, alteraciones
inmunológicas del sistema innato y adaptativo, alteraciones de la función de la
barrera cutánea y factores ambientales.
En esta revisión se describirán los
principales implicados en la fisiopatología de la DA y la importancia de estos
conocimientos para el diseño y aplicación de nuevas estrategias terapéuticas en
el control de esta enfermedad. Se destacarán los aspectos básicos conocidos,
sin olvidar que todavía existe controversia y un gran debate científico.
Desarrollo
Métodos
En U.S. National
Library of Medicine (https://www.ncbi.nlm.nih.gov) con el descriptor
atopic dermatitis se encontraron en PubMed 27
022 artículos científicos y en PubMed Central 25 172 artículos a texto
completo.
En
Scientific Electronic Library Online, SciELO (https://scielo.org),
con el descriptor dermatitis atópica, se localizaron 188 trabajos científicos,
de los cuales a partir de 2015 eran 69.
En
ClinicalKey (https://www.elsevier.com/es), con el
descriptor dermatitis atópica, se localizaron 23370 referencias
de DA. Se revisaron las revistas biomédicas cubanas en Infomed nacional
(www.sld.cu).
Se
filtraron principalmente para los últimos 5 años y se hizo un análisis crítico
por cada uno de los autores.
Fisiopatología
Aunque
la fisiopatología de DA no se comprende bien, diversos estudios demuestran que
la disfunción de la barrera cutánea y la desregulación del sistema inmune son
importantes contribuidores en DA. (15,16,17)
Las
principales proteínas responsables de la función epidérmica son filagrina (FLG), transglutaminasas, queratinas y proteínas intercelulares.
(15) Los defectos de estas proteínas facilitan la penetración
microbiana y de alérgenos en la piel. La
disfunción de la barrera cutánea se considera la primera etapa en el desarrollo
de la atopia y de DA. Sin embargo, la desregulación del sistema inmune también
altera la barrera cutánea.
Estos
conocimientos se emplean en el desarrollo de nuevas estrategias preventivas y
terapéuticas para la DA.
Factores genéticos
La
FLG es la principal proteína estructural del estrato córneo, que produce
agregación y compactación de los filamentos intermedios de queratina y su gen
se localiza en el cromosoma 1q2. (15,18,19,20,21,22)
La
FLG es parte del complejo de diferenciación epidérmico (del inglés, epidermal differentiation complex- EDC), grupo de proteínas responsables del
mantenimiento de la función de la barrera cutánea. (19)La generación de productos
de la degradación de FLG, ácido urocánico y ácido pirrolidina carboxílico
contribuye a la hidratación del estrato córneo y al pH ácido de la piel. (15)
Las
mutaciones homocigóticas de FLG incrementan el riesgo de DA de inicio precoz
con mayor persistencia e infecciones en la piel. (15,21) Alrededor
del 10% de poblaciones europeas son portadores heterocigóticos de mutaciones de
FLG. Sin embargo, la mayoría de las personas con DA no tiene mutaciones en el
gen y el 60% de los portadores de mutaciones no muestran signos clínicos de DA.
(22)
Los
genes relacionados con el sistema inmune que contribuyen al desarrollo de DA
son: IL-31, IL-33, STAT (del inglés, signaltransducer and activator of transcription)
6, TSLP (del inglés, thymic stromal lymphopoietin) y sus receptores (IL-7R y TSLPR), factor
2 regulador de interferón, Toll-like receptor 2, y el receptor de alta afinidad de IgE.
(15) Otros genes etiológicos asociados con DA son: CTLA4, IL-18,
TLR9, CD14, CARD4, PHF11, TLR2, SCCE, MCC, IL-4R, GM-CSF, TIM1, CARD15, GSTT1,
SPINK5, eotaxina, TGF-β1, IL-13, RANTES e IL-4. (2)
Los
polimorfismos de genes de vías del sistema inmune también incrementan el riesgo
de DA por alteraciones de la señalización de Th2 (del inglés, T-helper type 2).(15)
El incremento de IL- 4 e IL-13 reduce la expresión de FLG, lo que origina
defectos en la barrera cutánea. La ganancia funcional de polimorfismos de
receptores de citoquinas tipo 2 (IL-4R e IL-13R) también están implicados en la
patogenia de la DA.
También
los polimorfismos de receptor de vitamina D y variantes de citocromos P450 (CYP27A1)
se relacionan con DA. (15) El CYP27A1 está involucrado en el
metabolismo de la vitamina D3, que juega un papel esencial en la modulación del
sistema inmune. La vitamina D regula la función de la barrera cutánea, a través
de la modulación de la expresión de FLG e involucrina. (18)
Además,
el receptor de vitamina D se considera un potente regulador de las citoquinas
proinflamatorias que se expresan en los queratinocitos, tal como IL-6 o TNF-α.
(18)Por
tanto, la suplementación de vitamina D en DA ha demostrado una mejoría clínica en
el estado de la piel atópica, al disminuir la inflamación.
Además
de las mutaciones de genes específicos, los mecanismos epigenéticos heredables
pueden regular la expresión genética sin cambios en la secuencia del ADN y
tener un impacto en la DA. (15) La contaminación ambiental también puede
inducir cambios epigenéticos y DA, aunque todavía se requieren estudios
concluyentes.
Trastornos del sistema inmune
Los
defectos inmunológicos de la DA son múltiples y complejos, por lo que solamente
se destacarán los hallazgos más importantes.
La
hipótesis inmunológica de la DA se centra en el desbalance de las células Th,
con predominio de Th2 sobre Th1. (23,24) Esto incrementa la IgE
mediante la vía de activación de interleuquinas.
Las
citoquinas tipo 2, como IL-4 e IL-13, tienen papeles importantes en la síntesis
de quimoquinas, disfunción de la barrera cutánea,
supresión de los péptidos antimicrobianos (AMP) e inflamación alérgica.(15)
Es
interesante que IL-31 favorece la síntesis y liberación de péptido natruirético
cerebral y coordina la liberación de quimoquinas y citoquinas desde las células
de la piel, induce picazón en DA. (15,24) Además, TSLP se expresa
bastante en la epidermis de pacientes con DA y su síntesis se modula por la exposición
a factores ambientales, como alérgenos, microorganismos, diésel, hábito de
fumar e irritantes químicos.
Un cohorte demostró una elevada expresión
de TSLP en la piel de lactantes de 2 meses de edad antes del desarrollo de DA
clínica a los 24 meses. (15) Aunque el bloqueo de la inflamación
debida a tipo 2 mejora los síntomas de DA, la patogénesis de esta enfermedad no
se puede explicar exclusivamente por la inmunidad Th2. En este sentido, IL-17 reduce
la expresión de FLG e involucrina.
La
síntesis de IL-17 es más alta en la DA intrínseca con niveles normales de IgE. (15)
La IL-22 también se incrementa en la piel de pacientes con DA, asociada a
disfunción de la barrera cutánea y marcadores epidérmicos anormales, como
queratina 6 y 16. La transición a la fase crónica se manifiesta por la
activación inicial de Th1, Th2 y Th22. Interesante que el factor de necrosis
tumoral alfa, combinado con citoquinas Th2, reduce la concentración de ácidos
grasos de cadena larga y de ésteres vinculados a hidroxi-ceramidas.
En
la fisiopatología de la DA existe un desequilibrio entre el perfil de citoquinas
Th2 (IL-4, IL-5), que favorece la producción de IgE y el aumento de la
expresión de células presentadoras de antígeno para su interacción con
linfocitos T circulantes, que una vez activados inducen la producción de más
IL-4 e IL-5 y amplía la respuesta inflamatoria. Otros hallazgos inmunológicos
en DA son disminución en la respuesta Th1 y sus citoquinas, células
natural killer y linfocitos TCD8 disfuncionales;
estas alteraciones en conjunto, además, favorecen las infecciones virales y
bacterianas en la piel. (8)
La
depresión de la inmunidad celular aumenta las células T cooperadoras y
disminuye las células T supresoras. Las células Th1 median reacciones de
hipersensibilidad tardía, reclutan monocitos y macrófagos e inducen la
producción de linfocitos T citolíticos; las células Th2 producen grandes
cantidades de citoquinas y son inductores de IgE y de los eosinófilos. (1)
Las
células de Langerhans se incrementan en la piel lesionada de estos pacientes,
determinando una reacción inflamatoria, además de los monocitos, eosinófilos,
macrófagos y mastocitos. También hay un aumento de la histamina por los basófilos,
activación crónica de macrófagos con incremento del GM-CSF, aumento de
prostaglandina E2, del IFN-gamma, marcada disminución de la capacidad de
fagocitosis y quimiotáctica para los neutrófilos y monocitos, entre otros.
Las citoquinas IL-4 e IL-13 de Th2 estimulan
los fibroblastos a producir periostina, proteína que
provoca la síntesis por queratocitos de TSLP, que induce la producción de TARC/CCL17
por las células dendríticas. (2)
Las concentraciones séricas de TARC/CCL17 son
útiles como marcadores a corto plazo de la enfermedad y la prueba es cubierta
por el seguro médico. En las lesiones eczematosas de DA, los AMP (defensinas, catelicidinas, etc.) no se expresan por los queratocitos.
Disfunción epidérmica
El
correcto funcionamiento de la piel es esencial para la salud porque funciona
como una barrera que protege de las agresiones externas y minimiza la pérdida
de agua y de otros componentes cutáneos.(1)
Las estructuras más importantes en esta función de barrera son el estrato
córneo y las proteínas de adhesión celular de la epidermis.
Los
mecanismos fisiopatológicos más importantes implicados en el desarrollo de la
enfermedad son las anomalías en la estructura y la función de la epidermis y la
inflamación cutánea secundaria a una alteración de la respuesta del sistema
inmune a ciertos antígenos. La alteración de la función de barrera es el
resultado de la combinación de diferentes y numerosos factores hereditarios y
exógenos.
La
función de barrera física de la epidermis es crucial para la protección contra
patógenos, alérgenos, toxinas y otros irritantes y para el mantenimiento de la
hidratación de la piel. (20) Según una hipótesis un comprometimiento
en la compleja matriz de queratocitos epidérmicos, proteínas y lípidos
predispone a la epidermis al daño externo, pérdida de agua transepidérmica
y disminución de la hidratación de la piel, lo que trastorna el sistema inmune
y produce inflamación.
En
todas estas manifestaciones es fundamental la FLG, proteína estructural del
estrato córneo, fundamental para el desarrollo y mantenimiento de la barrera
cutánea. (1) La deficiencia de FLG se debe a mutaciones inactivantes
del gen y otros factores, como el daño mecánico, la colonización de la piel por
microorganismos, la humedad ambiental baja o una alteración en la expresión de
las citoquinas en la piel.
El
defecto de FLG lleva a pérdida de agua por la piel, que, al volverse más seca,
favorece la entrada de alérgenos y la sensibilización alérgica. (23)
Un defecto en la epidermis aumenta la pérdida de agua transepidérmica,
lo que explica la sequedad o la xerosis observada en pacientes con DA, así como
permite una mayor penetración de alérgenos, irritantes y organismos
colonizadores de la piel que pueden provocar infección. (19) Los
defectos en la función de barrera de la piel también pueden resultar en un
aumento de la respuesta inflamatoria de Th-2, con aumento de la producción de
citoquinas proinflamatorias, que mantienen el ciclo inflamatorio.
Los
AMP como catelicidina (LL-37) y β-defensinas, producidas por los queratocitos, desempeñan un papel pivote para la defensa
del hospedero y en el control de las funciones fisiológicas del hospedero, como
la inflamación y cicatrización de las heridas. (15) La expresión de los
AMP se inhibe por citoquinas Th2, las cuales se producen en exceso en la piel
de los pacientes con DA. La reducida expresión de los AMP se asocia a una alta
predisposición a la colonización por Staphylococcus
aureus, lo que agrava la DA.
Las
β-defensinas y IL-37 parecen
quimiotácticas para los linfocitos T, monocitos, células dendríticas y
neutrófilos y pueden inducir la síntesis de citoquinas por monocitos y células
epiteliales. (15) Estas propiedades inmunomoduladoras
de los AMP tienen importante papel en la defensa del huésped contra las
infecciones a través de la activación de las células inmunes y su actividad
directa antimicrobiana.
Papel de los lípidos
Los
lípidos como las ceramidas, los ácidos grasos de cadena larga y el colesterol
constituyen la matriz lipídica que se organiza en los cuerpos lamelares y se
localizan entre las células corneales.(15)
Durante
la diferenciación epidérmica los precursores lipídicos se almacenan en los
cuerpos lamelares en las capas superiores de la epidermis y son enviados al
dominio extracelular. (15) El posterior procesamiento enzimático
produce las principales clases de lípidos necesarios para el mantenimiento de
la integridad de la barrera cutánea.
Se
altera la composición de lípidos en la piel lesionada o no de los pacientes con
DA. (15) En particular las ceramidas de cadena larga son esenciales
debido a que se unen covalentemente a las proteínas cornificadas
de la envoltura y cubren la superficie de cada corneocito.
Las
citoquinas Th2 reducen las concentraciones de ácidos grasos de cadena larga y
ceramidas de manera dependiente a STAT6. (15) Las concentraciones de
ceramidas de cadena larga se reducen en DA y están colonizados por S. aureus,
cuando se comparan con las que no fueron colonizados. La pérdida de agua transepidérmica se correlaciona negativamente con las
concentraciones de estas ceramidas.
Microbiota
Además
de la alteración en la barrera cutánea y la desregulación del sistema inmune,
la DA se asocia a cambios en la microbiota. (25)
La flora residente normal como Staphylococcus epidermidis y Propionibacterium acnes, regulan en condiciones normales la flora de la
piel y previenen el crecimiento de bacterias patógenas, sin activación del
sistema inmune.
La
piel de DA presenta una reducida diversidad de bacterias, asociada con
incremento de Staphylococcus y Corynebacterium y disminución de Streptococcus, Propionibacterium,
Acinetobacter,
Corynebacterium y Propionibacterium durante la
inflamación. (15) Una diversidad bacteriana mayor con incremento de especies
de Staphylococcus epidermidis, Streptococcus, Corynebacterium y Propionibacterium se
observó después del tratamiento de la DA y la reducción del eccema.
Si
el equilibrio de la microbiota se altera, se generan
situaciones que predisponen y permiten la colonización de agentes patógenos. La
vitamina D, al regular la producción cutánea de los AMP por los queratinocitos,
participa en la estabilidad de la microbiota. Así la
deficiencia de vitamina D sería un factor de riesgo para la colonización por Staphylococcus aureus, que causan
infección del DA. (18) Estas colonizaciones por microorganismos
patógenos se deberían a la consecuente disminución de catelicidinas. Se ha
evidenciado una correlación positiva entre la suplementación con vitamina D y el
aumento de la expresión de catelicidinas.
Se
ha demostrado una mayor predominancia de Staphylococcus aureus en
pacientes con DA más severa y una abundancia de Staphylococcus epidermidis en
pacientes con una enfermedad menos severa. (15) S. aureus coloniza la piel de DA con un papel pivote en el
desarrollo y exacerbación de la enfermedad. Staphylococcus aureus puede
inducir la expansión de las células T independientes de las células B; aumentar
la regulación de las citoquinas proinflamatorias, como TSLP, IL-4, IL-12 e
IL-22; y estimular la degranulación de los mastocitos, lo que resulta en la
inflamación de la piel.
Estas
observaciones apoyan la hipótesis de que también la composición microbiana
específica en el intestino previene la inmunidad por desplazamiento de Th2 y
estimula la inmunidad reguladora, produciendo células dendríticas reguladoras y
células T reguladoras. (15) Sin embargo, se necesitan estudios
adicionales para dilucidar cómo la disbiosis afecta la función de la barrera
epidérmica y favorece el desarrollo de DA.
En
resumen, la estrecha relación entre el huésped y el biofilm
microbiano residente en la piel tiene profundas implicaciones para la salud
humana, lo que convierte a la microbiota cutánea en una diana atractiva para el
tratamiento terapéutico de diferentes trastornos cutáneos.(22)
Factores ambientales
El
incremento de la prevalencia de la DA en los últimos años no puede ser
explicado solo por factores genéticos, lo que apoya una fuerte influencia del
medio ambiente, como lo demuestran los estudios de migración de poblaciones.
Los factores medioambientales son marcadores indirectos de urbanización y de
buen estado socioeconómico. (1)
En
la actualidad “la hipótesis de la higiene”, promulga que la menor exposición de
los niños a infecciones y a endotoxinas bacterianas en las regiones más
desarrolladas, previene la adecuada maduración del sistema inmune.
Esta hipótesis se explica por una regulación cruzada entre los subtipos de
linfocitos Th, de modo que la ausencia de infecciones da lugar a un descenso en
la estimulación de los linfocitos Th1, lo que conduce a un predominio de la
función de las células Th2. (1)
Dentro
de los factores ambientales están: clima (temperatura, luz UV, humedad y
precipitaciones), vida urbano frente rural, dieta,
lactancia materna, obesidad, ejercicio físico, contaminación atmosférica,
hábito de fumar y ozono. (26)
Se
aclara que el papel de cada uno de estos factores es difícil de evaluar por los
cambios que sufren en el tiempo y por características genéticas y culturales de
las diferentes poblaciones; tampoco que se establezcan asociaciones
significativas entre estos factores y la DA no significa que la relación sea
causal; por tanto deberán continuarse las
investigaciones en el futuro.
Clima
Es
un factor potencial que podría explicar las diferencias en la prevalencia de DA
entre diferentes poblaciones. (26) Del estudio ISAAC en fase 1 se
encontró que los síntomas de DA se correlacionan positivamente con la latitud y
negativamente con la temperatura ambiente anual. Estos resultados se
confirmaron en estudios similares en España, Taiwán y USA.
La
luz ultravioleta (UV) tiene efecto inmunosupresor, en parte porque facilita la
conversión del ácido trans-uracánico de la FLG de la barrera cutánea en ácido
cis-urocánico con efecto inmunosupresor. (26) También la exposición
solar y UVB incrementa las concentraciones de vitamina D y mejora los síntomas
clínicos de DA. El efecto terapéutico de la fototerapia en la DA se debe a la
acción de la luz UV. (27)
Las bajas temperaturas externas asociadas a
irritantes cutáneos son responsables del agravamiento del eczema. (26) Sin embargo, en algunos casos la enfermedad
se agrava durante el verano, por lo que los factores climáticos necesitan
estudios posteriores.
Vida urbana
frente a rural
En poblaciones con el mismo origen étnico y
genético el riesgo de DA en mayor en las ciudades. (26) Los factores
ambientales considerados relevantes son urbanización, higiene, infecciones
microbiológicas, vacunación, empleo de antibióticos, contaminación ambiental,
exposición a alérgenos y la dieta.
Dieta
El estudio de fase 3 ISAAC
demostró un significativo efecto protector de la ingesta de frutas frescas y el
efecto agravante de la comida rápida sobre la DA. (26) Otro estudio
llegó a similares conclusiones con asociación inversa entre la prevalencia de
DA y el consumo per cápita de
vegetales, proteínas de cereales y pescado.
Otros
estudios han confirmado estos resultados con la demostración del consumo de bastante
pescado durante el embarazo reduce el riesgo de DA en los primeros 5 años de
vida en 25-43%. (26) Una reducción similar también se informa en
niños con alta ingesta de pescado durante la niñez tardía. El efecto protector
del pescado se atribuye a su elevado contenido en ácidos grasos polinsaturados
n-3 (n-3 PUFA), con actividad antiinflamatoria.
La
dieta occidental actual es pobre en n-3 PUFA y alta en n-6 PUFA, como ácido
linoleico con actividad proinflamatoria, hipótesis corroborada por estudios que
demuestran que el consumo materno de n-6 PUFA durante el embarazo se asocia a
incremento de DA en niños japoneses de dos años de edad
y el consumo de margarina en vez de mantequilla en niños incrementa la prevalencia
de DA. (26)
A
pesar de algunos resultados contradictorios, los estudios de casos y controles
de DA demuestran altas concentraciones en sangre de ácido linoleico y bajos de
n-3 PUFA. (26) Sin embargo, otros estudios no han demostrado que las
dietas estrictas sean efectivas en el tratamiento de DA. Por tanto, se necesitan
posteriores estudios en este sentido.
Los
alérgenos alimentarios pueden intervenir en la patogenia de la DA en algunos
pacientes y contribuir a la severidad de la enfermedad por el prurito. (25)
Además, se han clonado células T específicas de alérgenos alimentarios en la
piel de pacientes con DA, lo que sugiere un vínculo entre las alergias
alimenticias y la inflamación alérgica de la piel. (25) Sin embargo,
el debate actual es si la alergia alimentaria es factor causal o si concurre
con DA.
Lactancia
Es
común la creencia de que la lactancia materna previene las alergias incluyendo
la DA. (26) La OMS recomienda la lactancia exclusiva durante los
primeros 6 meses de vida y European Ministries of Health al menos
durante 4 meses para prevenir las alergias.
En
Perú se encontró que la lactancia materna exclusiva
tendría un efecto protector sobre la presencia de DA en
niños menores de siete años, ajustado por los antecedentes de atopía de los
padres, la edad y sexo del niño, el hábito de fumar en presencia del niño y el
tiempo de inicio de la alimentación complementaria. (28)
Sin
embargo, otros estudios en países desarrollados y en desarrollo en escolares
solo demostraron un discreto apoyo a esta tesis. (26)
Investigaciones sistemáticas en poblaciones tampoco han encontrado un beneficio
significativo de la lactancia materna exclusiva, por lo que estos estudios
deberán continuarse para aclarar estas interrogantes.
Obesidad y ejercicio
Un
número creciente de niños en las sociedades influyentes tienen sobrepeso. (26)
Se sugiere una relación entre obesidad y DA. Aun cuando el tiempo gastado en
televisión (≥ 5 horas) tiene una asociación positiva con el riesgo de DA,
esta asociación es más fuerte en niños obesos frente a sobrepesos y normopeso. (29)
Debe
establecerse si estas asociaciones positivas son causales vinculadas a la
inflamación por adipoquinas como leptina y adiponectina o si se relacionan con
factores dietéticos que podrían favorecer la DA a través de estrés oxidativo
por dietas carentes de antioxidantes.
Contaminación ambiental
La
contaminación ambiental es una fuente de una amplia variedad de sustancias
procedentes de procesos industriales o no. (26) En condiciones
normales, la contaminación del aire excluye los fenómenos naturales como
erupciones volcánicas y el humo de los incendios forestales o el material
radioactivo, aunque en ocasiones pueden afectar grandes segmentos
poblacionales.
Los
contaminantes ambientales pueden penetrar por la piel fijándose al estrato córneo
y entrar a la circulación sistémica.
Como
una gran proporción de casos de DA se observa durante el primer año de vida, es
imperativo considerar el impacto de la exposición prenatal a la contaminación.
Un
estudio demostró que la prevalencia de DA durante el primer año de vida se
duplicó con la exposición prenatal a materia fina particulada y la exposición
postnatal al tabaco. (26)
Otro estudio a largo plazo demostró un significativo deterioro de la
calidad de vida en niños con DA en presencia de altas concentraciones de
materia particulada, tolueno y otros compuestos orgánicos volátiles.
No
está claro el mecanismo del efecto de la material particulado
que contiene una gran variedad de sustancias tóxicas como hidrocarburos
aromáticos policíclicos, humo del tabaco, derivados del tráfico. (26)
La materia fina atraviesa placenta, piel y tracto respiratorio y tiene un lento
índice de sedimentación (se mantiene suspendida en el aire más tiempo) y un
efecto portador de polen por su capacidad de unirse a proteínas.
Humo
del tabaco
Un estudio de casos y controles demostró una
relación directa entre el número de cigarrillos consumidos y el inicio o
agravamiento de DA. (26) La misma relación se encontró entre el humo
del tabaco ambiental y el inicio de DA en no fumadores.
La
DA también se asocia con tabaquismo activo y pasivo en adolescentes. (26)
El tabaco incrementa las citoquinas proinflamatorias y reduce las
antiinflamatorias, lo que causa daño oxidativo, disfunción de la barrera
cutánea y tiene un efecto irritante sobre la piel.
Ozono
Mediciones diarias por unos dos años desde la 10 AM
a 6 PM, determinaron que el exceso de ozono (formado por la acción de los rayos
UV sobre el oxígeno atmosférico) agrava las enfermedades cutáneas. (26)
El
ozono es altamente reactivo, reacciona con biomoléculas de la piel y forma
radicales libres. (26) Las dosis bajas no tóxicas de ozono
incrementan la síntesis de antioxidantes, mientras las dosis altas actúan como
citoquinas proinflamatorias.
Otros factores
Comúnmente se experimenta que la sudoración
induce prurito, lo que agrava los síntomas de la DA. (2)
Clínicamente, el estrés psicológico es conocido por exacerbar los síntomas de
la DA. Aunque el mecanismo se desconoce en su mayor parte, se observa un
aumento de las fibras nerviosas sensoriales que contienen la sustancia P y CGRP
en los sitios inflamatorios de la piel de los pacientes con esta enfermedad.
Recientemente, se ha informado que la histamina suprime la sudoración inducida
por la acetilcolina mediante la activación de GSK3β.
Las proteasas exógenas derivadas de los alérgenos,
como Staphylococcus aureus,también afectan la barrera
epidérmica de forma directa por su actividad proteolítica o indirectamente
mediante la activación de PAR-2, implicados en la patogenia de los trastornos
alérgicos. (30) Esto incrementa la permeabilidad de la barrera
epidérmica, la entrada de alérgenos y contribuye a la iniciación de DA.
Aplicación clínica
Las
terapias diana abren promisorios caminos para la medicina personalizada de DA. (16)
Las nuevas terapias tienen como objetivo las vías inflamatorias específicas de
órgano involucradas en la fisiopatología de DA como el eje inflamatorio y Th2
mediante la modulación de citoquinas, receptores y otras moléculas
involucradas.
Las
terapias noveles también tienen como propósito vías diana como Th1, Th17, y
Th22, las cuales juegan un importante rol en la respuesta inflamatoria cutánea.
(16) Los componentes de la barrera cutánea representan otra
prometedora diana terapéutica.
La
aplicación frecuente de humectantes apropiados, como mezclas fisiológicas de
lípidos y lípidos ricos en ceramidas, ayuda a reducir la pérdida de agua transepidérmica, mejora la hidratación de la piel,
disminuye la colonización bacteriana y favorece la función de barrera de la
piel, lo que lleva a una menor necesidad de corticosteroides tópicos. (15,17,30)
Se
ha reportado que la aplicación de petrolato aumenta los
péptidos antimicrobianos, induce marcadores clave de diferenciación de
barreras, por ejemplo, FLG, y reduce la infiltración de células T en la piel de
la DA. (30) Cabe destacar que la aplicación regular de emolientes
reduce el riesgo de desarrollo de la DA como estrategia de prevención primaria
en lactantes de alto riesgo. Además, un estudio reciente demostró que la
aplicación tópica de un agonista del receptor X del hígado (VTP-38543) mejoró
la diferenciación epidérmica y los lípidos en pacientes con DA leve a moderada.
(15)
Los inhibidores tópicos de calcineurina como tacrolimus y pimecrolimus, inhiben la activación de las células T
dependiente de calcineurina, lo que reduce la
síntesis de citoquinas proinflamatorias. (15) Sus ventajas están en que no
provocan atrofia cutánea
(no producen alteración
de la síntesis
de colágeno), ni púrpura y tienen una absorción sistémica
mínima. (11) Aunque los esteroides tópicos se mantienen como la
opción antiinflamatoria primaria en DA, estos inhibidores son preferibles para
el tratamiento de áreas sensibles (cara, cuello y genitales) y se usan en combinación
o en reemplazo de esteroides tópicos en terapias a largo plazo. (17,31)
Los inmunosupresores sistémicos como ciclosporina,
metotrexato y azatioprina presentan limitaciones y reacciones adversas. (15)
Por tanto, se han desarrollado nuevos fármacos en pacientes con DA moderada a
severa. Aunque omalizumab (bloquea la IgE) no tiene
efectos beneficiosos comprobados sobre DA, el dupilumab,
un anticuerpo monoclonal humano que bloquea IL-4 e IL-13, disminuye la síntesis
de IgE y la respuesta inflamatoria por células Th2.(32,33)Fue
aprobado por Food and DrugAdministration(FDA)
para niños y adultos. Los ensayos aleatorizados demuestran un mejoramiento clínico
en adultos afectados.(16)
Debido
a que la síntesis en exceso de citoquinas por Th17 y Th22 se observa en
pacientes con DA, el bloqueo de estas vías se investiga con secukinumab
y anticuerpos monoclonales humanos contra IL-22 (ILV-094; NCT02594098,
NCT01941537). (15) Otro anti-IL-22 (fezakinumab)
también mejora clínicamente pacientes con enfermedad severa.
El nemolizumab,
anticuerpo monoclonal humanizado contra la subunidad alfa del receptor de la
IL-31 de ciertas células como neuronas, impide la unión de IL-31. (16)
Este anticuerpo demostró en un ensayo fase 2 en DA moderada-grave ser superior
a placebo en el control prurito pero sin reducción de la
superficie corporal afectada por DA. (32)
Por
último, tofacitinib tópico al 2%, inhibidor de la Janus quinasas (JAK) 1 y 3, y de la acción de la IL-2 e IL-4,
entre otras citoquinas proinflamatorias, demostró en un ensayo en AD leve-moderada
ser significativamente
superior a placebo en la disminución del área y del prurito, con escasos efectos adversos. (32) Tofacitinib se aprobó inicialmente para el tratamiento de
la artritis reumatoide. (34)
Un consenso de expertos recomienda que el
manejo terapéutico de la DA se base en la hidratación de la piel, agentes
antiinflamatorios tópicos, evitar los factores causales y los programas
educativos. La terapia sistémica con agentes inmunosupresores solo debe
indicarse en enfermedad refractaria severa y después del fracaso de la terapia
tópica. (35)
Los casos graves
requieren tratamiento sistémico
con corticoides orales e
inmunosupresores, medicamentos
cuyo uso prolongado acarrea importantes efectos adversos.(32) Sin
embargo, dos fármacos, dupilumab y crisaborole, aprobados por la
FDA para su
uso en DA,
ofrecen resultados prometedores en
estudios iniciales.
Crisaborole
es un antinflamatorio no esteroideo inhibidor de fosfodiesterasa 4, utilizado
para DA ligera a moderada es recomendado por American College of Allergy,
Asthma, and Immunology AD Yardstick.(31) Su uso tópico
al 2%
ha demostrado en dos
ensayos clínicos, en pacientes
mayores de 2 años con
DA leve-moderada ser
superior a placebo
en la disminución de IgA
y
del prurito, con
mínimos efectos adversos.
Conclusiones
En la fisiopatología de la DA se involucran
factores genéticos como las mutaciones de genes de citoquinas y de las vías de
señalización del sistema inmune y factores ambientales que, en una compleja red
interrelacionada y no bien comprendida todavía, favorecen la aparición y
desarrollo de la enfermedad.
En fecha reciente se han logrado grandes
avances en el conocimiento de la fisiopatología de la DA que tienen aplicación
práctica en el diseño de nuevos fármacos para el tratamiento de esta enfermedad
crónica de la piel.
Los principios básicos del tratamiento de la
DA se basan principalmente en la fisiopatología de la enfermedad y los nuevos
medicamentos tienen resultados prometedores en los ensayos clínicos, aunque se
requieren más estudios que avalen mejor su seguridad y eficacia.
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