Artículo Original
Relación entre el consumo de drogas psicoactivas y
el deterioro cognitivo en pacientes
ecuatorianos drogodependientes
Relationship between the consumption of psychoactive drugs and cognitive impairment in drug-dependent Ecuadorian patients
Esp. José Alejandro Valdevila Figueira1* https://orcid.org/0000-0002-1696-6892
Esp .Javier
Gilbert Jaramillo2 https://orcid.org/0000-0003-1268-2304
Esp .Ricardo Carcelén Torres1 https://orcid.org/0000-0003-2683-8816
Est .Rocío Valdevila Santiesteban3 https://orcid.org/0000-0003-2311-5217
Esp .Diana Murillo-Zúñiga1 https://orcid.org/0000-0003-2028-9422
1Instituto de Neurociencias de Guayaquil, Ecuador.
2Departamento
de Fisiología, Anatomía y Genética. Universidad de Oxford, Reino Unido.
3Universidad
de Ciencias Médicas de Holguín, Cuba.
*Autor para la correspondencia. Correo electrónico: alejandrovaldevilafigueira@yahoo.es
RESUMEN
Introducción: el consumo de drogas y
otras sustancias psicoactivas produce daños físicos, sociales y de las
funciones mentales y genera deterioro cognitivo, lo que provoca
dificultades en la socialización y los componentes operacionales de la memoria.
Objetivos: determinar
la relación entre el deterioro cognitivo y el consumo de sustancias
psicoactivas en pacientes drogodependientes en programa de deshabituación y su
relación con el tipo de droga consumida y el tiempo de consumo, considerando la
edad actual
y el nivel educativo alcanzado.
Método: se realizó un estudio observacional,
descriptivo y transversal, que permitió determinar la presencia de deterioro
cognitivo en 76 pacientes drogodependientes masculinos de entre 18 y 66 años,
ingresados en la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) del Instituto de
Neurociencias de Guayaquil (INC), Ecuador, entre enero y julio del 2016. Se
aplicó la prueba Folstein Mini Mental (MMSE) a
los 45 días de estancia en el programa y en abstinencia de consumo y se correlacionó
el deterioro con el tiempo de consumo y el tipo de drogas.
Resultados: el deterioro cognitivo leve fue el más frecuente con un franco predominio
del grupo etario de entre 18 y 24 años, con 18 casos (64,3%), seguido del grupo
de 25 a 29 años, con el 14,3%.
Conclusiones: aproximadamente uno de cada tres casos presentó
algún tipo de alteración con deterioro cognitivo leve y una marcada relación
entre el deterioro y el tiempo de consumo, pero no evidenció asociación de este
con el tipo de droga consumida.
Palabras clave: deterioro cognitivo, drogadicción, memoria.
ABSTRACT
Introduction: the consumption of drugs and other psychoactive substances produces physical, social and mental damages, generating cognitive impairment, which causes difficulties in socialization and in memory operational components.
Objective: to determine the correlation between cognitive impairment and the consumption of psychoactive substances in drug-dependent patients of the rehabilitation program, and its relationship with type of drug consumed and time of consumption, considering current age and educational level achieved.
Method: an observational, descriptive and cross-sectional study was conducted to determine the presence of cognitive impairment in 76 male drug-dependent patients between 18 and 66 years of age, admitted to the Unidad de Conductas Adictivas (UCA) of the Instituto de Neurociencias de Guayaquil (INC), Ecuador, between January and July, 2016. Folstein test (MMSE) was applied after 45 days of stay in the program and in abstinence from consumption, and deterioration was correlated with time of consumption and type of drugs.
Results: mild cognitive impairment was the most frequent, with a clear predominance of the age group between 18 and 24 years old which had 18 cases (64.3%), followed by the 25-29 age group with 14.3%.
Conclusions: approximately one in three cases showed some type of alteration with mild cognitive impairment and a strong association between the impairment and the time of consumption, but there was no evidence of its correlation with the type of drug consumed.
Keywords: cognitive impairment, drug addiction, memory.
Recibido: 12/12/2018.
Aprobado: 20/01/2020.
Introducción
En conjunto, los trastornos mentales, neurológicos y de uso de sustancias
tienen un alto costo (1,2) representando el 13% de la carga mundial
total de la enfermedad en el año 2014 según el reporte de World
Health Organization en su plan de acción para la salud
mental 2013‒2020. (3)
Los problemas de
adicción son un motivo de consulta frecuente en la práctica clínica cotidiana y
supone un grave problema para la salud pública en todo el mundo. (4)
La prevalencia de deterioro cognitivo evaluada en adictos presenta un
rango de variación amplio, entre el 30-80%, dependiendo de las técnicas de
evaluación utilizadas y de las funciones medidas. (5)
Los fenómenos más
estudiados en los consumidores de drogas comprenden la sintomatología referente
al deterioro de la memoria, el aprendizaje, la atención y concentración, la
memoria de trabajo y las funciones ejecutivas (6,7) y cuando el
nivel de deterioro demostrado es leve no constituye un
diagnóstico clínico ampliamente aceptado. (8,9)
Escoger
las pruebas neuropsicológicas suele estar mediado por el ámbito en que será aplicada, ya sea
hospitalario y especializado, donde suelen utilizarse pruebas estandarizadas
muy amplias que permiten detectar trastornos cognitivos sutiles en pacientes
con deterioro cognitivo, así como, establecer perfiles cognitivos (10)
o en centros ambulatorios donde se prefiere utilizar instrumentos
de fácil uso que, cuanto menos, permitan un cribado inicial de sujetos
necesitados de una evaluación específica y personalizada. (11)
El deterioro del funcionamiento cognitivo puede ser una consecuencia del trastorno por uso de sustancias (SUD, por sus siglas en inglés). Para esto la prueba Folstein Mini Mental (MMSE), creada en 1975 (1) para evaluar brevemente el posible deterioro psíquico del paciente como test de cribado para la demencia, se ha recomendado como una herramienta de detección cognitiva en los procedimientos de elegibilidad de las investigaciones (12,13,14) y hasta la actualidad sigue siendo el instrumento psicométrico más utilizado para la evaluación de la función cognitiva tanto en la práctica y la investigación clínica como en los estudios epidemiológicos. (13)
La
memoria es la función neurocognitiva que permite codificar, consolidar,
retener, almacenar, recuperar y evocar la información previamente almacenada y
su estudio ha ocupado un lugar significativo dentro de las evaluaciones de los
déficits cognitivos en sujetos politoxicómanos y alcohólicos. (5,14)
La detección
del daño básicamente con deterioro de la memoria, causada por el abuso de
drogas resulta necesario, debido a su influencia en el pronóstico evolutivo
social de la drogodependencia. En este sentido diversas investigaciones aportan
evidencias dispares sobre la alteración que produce el consumo abusivo de
drogas en el cerebro y el deterioro de los procesos mnésicos, (11,15,16,17)
mientras que otros no son tan concluyentes o relacionan el déficit cognitivo a
tipos específicos de drogas con otras variables. (7, 8,18)
Por tales
motivos, en nuestra investigación nos proponemos determinar la relación entre el deterioro
cognitivo y la drogodependencia asumiendo como hipótesis la correlación de este
con el tipo de droga consumida y el tiempo de consumo.
Método
Estudio observacional, descriptivo y transversal, para determinar la
relación entre el consumo de drogas y el deterioro cognitivo en pacientes
drogodependientes a los 45 días de estancia
en el programa psicoterapéutico y en abstinencia de consumo; y su
relación con el tipo de drogas consumidas y el tiempo de consumo ajustados a
nivel de escolaridad (de acuerdo al sistema educacional ecuatoriano vigente:
primaria, secundaria, bachiller y universitario) y la edad del paciente, con la
aplicación del MMSE. (2)
Se incluyeron en el estudio 76 varones de entre 18 y 66 años, ingresados
en la Unidad de Conductas Adictivas
(UCA) del Instituto de Neurociencias de Guayaquil (INC), Ecuador, entre enero y
julio del 2016.
El MMSE se aplicó en horario matutino con una duración de entre 20 a 30
minutos, dependiendo exclusivamente de las características individuales y
manteniendo idénticas condiciones de ventilación e iluminación, siempre por el
mismo evaluador.
La información recogida y revisada se llevó a una base de datos en una hoja de
cálculo Excel Microsoft® Excel for Mac versión 15.16.
El análisis estadístico
consistió en pruebas de chi cuadrado de Pearson por similitud de radios con un
valor de p=0,05 empleando el software RStudio®
Macintosh Versión 1.0.143. Las figuras fueron realizadas empleando el programa
IBM® SPSS® Statistics versión 24.
También se realizó un
análisis por componentes individuales de la prueba MMSE para determinar el
componente más afectado, entendiéndose por tales las orientaciones temporal y
espacial, fijación, atención-calculo, recuerdo y lenguaje. Al
calificarse se puntuó cada respuesta de acuerdo con el protocolo y se sumó el
puntaje obtenido por todas las respuestas, que califican de la manera que
sigue: entre 30 y 27: sin deterioro; entre 26 y 25: dudoso o posible deterioro;
24 y menos con algún nivel de deterioro hasta la demencia. Utilizamos en
nuestro estudio el punto de corte más ampliamente aceptado y frecuentemente
empleado para el MMSE de 30 puntos que es 23. (2)
Las
puntuaciones iguales o menores que esta cifra indicaron la presencia de un
déficit cognitivo y se tuvo en cuenta el ajuste de los resultados en función de
la edad y el nivel de estudios. (2,19)
Aspectos
éticos: el proyecto fue aprobado por el comité de ética de la institución y se
obtuvo el consentimiento informado de los pacientes para el manejo de sus
datos.
Resultados
No se evidenció deterioro cognitivo grave ni moderado, siendo el
deterioro cognitivo leve el más frecuente con un franco predominio del grupo
etario de entre 18 y 24 años con 18 casos (64,3%), seguido del grupo de 25 a 29
años con el 14,3% (fig.1). El análisis de efectos significativos dependiente
del nivel de escolaridad y los grupos etarios, no mostró diferencias
significativas en la interacción conjunta de factores donde encontramos que 24 pacientes (85,7%) tenían el nivel educativo de
secundaria/bachillerato y los demás grupos, tanto primaria como superior, solo
tenían 2 casos per cápita.
Fig. 1. Interacción de factores (edad y
nivel de escolaridad) en el deterioro cognitivo medido por la prueba MMSE de
Folstein
La prueba
MMSE de Folstein, evalúa de manera independiente 6 dominios del funcionamiento
psicológico (fig. 2) de los que el dominio recuerdo fue el que reportó mayor
incidencia de alteración con 29 casos que representan el 38,2% de la totalidad
de los evaluados, seguida por el lenguaje con 25 casos y las orientaciones
temporal y espacial con 21 casos per cápita.
Fig. 2. Distribución de casos según componentes del
MMSE
Los datos de los 76 casos estudiados mostraron que el deterioro
cognitivo leve depende del tiempo de consumo (p=0,019), sin embargo, sugiere
poca evidencia para asegurar que se relacione con el tipo de droga consumida
(p=0,248).
Tabla I. Resumen de los resultados de la prueba Chi-cuadrado
Prueba Chi-cuadrado para las variables
computadas |
|||
Variable |
Χ2 |
Grados de libertad |
p |
Tipo de droga consumida |
9,0599 |
7 |
0,2484 |
Tiempo de consumo |
7,9229 |
2 |
0,01904 |
Ultima droga consumida |
5,2643 |
3 |
0,1534 |
Discusión
El consumo
de drogas a cualquier edad puede llevar a la adicción y según datos del Center for Behavioral Health Statistics and Quality (20)
cuanto más temprano se comienza a consumir drogas, mayor es la probabilidad de
progresar al abuso más serio que reflejará los efectos dañinos que tienen las
drogas sobre el cerebro en su fase de desarrollo.
A
partir del 2014, se ha experimentado un creciente aumento del consumo de
algunas sustancias y hasta la fecha más del doble entre los adultos jóvenes de
18 a 25 años en la última década (21), lo cual puede explicar que la mayoría de nuestros
casos se encuentren en ese grupo aproximado de edades.
Reportes
actualizados (22) dan cuenta del aumento considerable de las
atenciones de salud mental en centros de salud para todos los grupos de edades
(18 a 25 años
53,1%; de 26 a 49 años 50,5 % y 50 años y más 50%) de los que alrededor de la mitad o más, demandan atención por problemas
con el consumo de sustancias psicoactivas, sin diferencias entre los
tipos de sustancias.
Las
manifestaciones de los elementos que constituyen el MMSE (14) permiten evaluar los
resultados con ajustes de la edad y la escolaridad para una mayor especificidad
de estos. Así, los resultados de nuestra investigación estuvieron de acuerdo
con Bonet et al, (23)
donde se tuvo en cuenta el policonsumo vs formas
específicas de consumo y se encontró como nivel de escolaridad promedio 10 a 13
años cursados, en casos que se encontraban en inicio de rehabilitación;
guardando posible relación con las exigencias actuales del sistema educacional
donde el nivel secundario/bachiller es el nivel mínimo considerado como avance
social.
Múltiples
resultados confirman un efecto negativo del consumo de cocaína y alcohol, aún
en periodo de abstinencia, sobre la atención, memoria, lenguaje y otras
funciones mentales en adultos de ambos
sexos con alta incidencia de deterioro en cocainómanos de entre 15 a 55
años y alteraciones selectivas de la memoria, comúnmente relacionadas con el
consumo de cocaína cuando esta es asociada al consumo de alcohol aun con un
periodo de abstinencia superior a los 5 años y donde el consumo se inició entre
14 y 20 años de edad y el tiempo de consumo estimado fue de entre 8 y 29 años,
obteniendo como evidencia alteraciones selectivas en la memoria a corto plazo. (23)
Un estudio realizado con 54 sujetos en
tratamiento de desintoxicación y deshabituación reportado por Coullaut et al (24),
a los que se aplicó una batería múltiple de pruebas, encontró presencia de un
mayor déficit en la memoria global en sujetos con una mayor duración de consumo
de alcohol y/o cannabis, reflejando la importancia de la duración del consumo
como una variable significativa en el aumento de los déficits de memoria y
concluyendo que el tiempo y tipo de consumo son determinantes en el deterioro
cerebral producido por las drogas en contraste con nuestros resultados.
Por otro lado, Fernández et al. (15) encontró que el consumo
prolongado de cannabis (más de 15 años) provoca una sutil alteración en las
funciones cognitivas, incluyendo la memoria, que suelen remitir de manera espontánea
tras el abandono del consumo.
En sentido general no está del
todo aclarado si las alteraciones de la memoria producidas por el consumo
prolongado de drogas son reversibles y hasta que rangos, pues los resultados
son con frecuencia contradictorios. (5, 9, 15, 17)
Nuestros resultados
sugieren que el recuerdo fue el componente cognitivo más afectado, pudiendo
tener más influencia en el resultado final del deterioro cognitivo,
coincidiendo con Arana et al. (25),
que reporta una relación entre el olvido de tareas y el consumo
habitual de sustancias como alcohol, tabaco, cannabis y tranquilizantes.
Se estimó que la orientación espacial y los componentes de recuperación
inmediata no estaban afectados, lo que podría no tener influencia en el
resultado final del deterioro cognitivo.
Por otra parte, el análisis de los resultados evaluados a través de la
prueba de chi cuadrado evidenció que no hubo relación con el tipo de droga consumida, no así
con el tiempo de consumo, contrario a lo citado en la literatura por Mariño et al. (18)
Los
estudios acerca del consumo de sustancias psicoactivas tienen relación con los
diferentes tipos de memoria de acuerdo con el tipo de droga consumida
reportándose en algunos casos considerables diferencias en la modalidad del
tipo de memoria que más se afecta, (4, 5, 11,15) donde los
consumidores de cocaína suelen obtener valores de deterioro con mayor
frecuencia, tanto para la memoria visual (24,26) como para la
memoria verbal. (6, 10,27,28)
Otros
estudios denotan la posibilidad de que los resultados de las pruebas en
consumidores de cocaína se encuentren enmascarados
por los efectos de retirada residual o aguda de la droga, asumiendo que las
disfunciones cognitivas permanecen estables durante los primeros meses de
abstinencia y que pueden disminuir después de 5 meses de sobriedad, (17)
situación en parte salvada en nuestro estudio que previó la aplicación de la
prueba a los 45 días de suspendido el consumo. Dichos resultados no contradicen
los nuestros, pero no podemos dejar de tener en cuenta el tiempo exigido de 45
días de abstinencia para la inclusión en nuestra investigación.
Parece
comprobado que la gravedad del consumo de cocaína, medida como su frecuencia,
cantidad de sustancia y tiempo de duración de la adicción, repercute
directamente en el daño cerebral y por consiguiente en los procesos mentales. (18)
Adicionalmente resultados
de estudios en policonsumidores, en consonancia con el nuestro han sido
consistentemente asociados con la presencia de deterioro neuropsicológico,
principalmente: memoria, aprendizaje, atención, concentración y razonamiento
donde los datos obtenidos sugieren que, a pesar de existir, no son estáticos. (24,
29)
Conclusiones
Uno de cada tres casos aproximadamente presentó
algún tipo de alteración con deterioro cognitivo leve, no evidenciándose
relación entre dicho deterioro y el tipo de droga consumida, sin embargo,
existió relación entre el deterioro cognitivo y el tiempo de consumo. Además,
el 85,7% de los casos con deterioro tuvo nivel escolar secundario/bachillerato.
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Conflictos de interés
Los autores
declaran no tener ningún conflicto de interés.
Contribución de autoría
JAVF:
participó en la elaboración del proyecto de investigación, recogida de datos,
análisis de los resultados y elaboración del informe final.
JGJ: realizó
el análisis estadístico y análisis de los resultados y elaboración del informe
final.
RCT: realizo
la revisión bibliográfica y el análisis de los resultados y elaboración del
informe final.
RVS: realizó
el análisis de los resultados y elaboración del informe final.
DMZ: realizó
el análisis de los resultados y elaboración del informe final.
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